Capítulo 3

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Narra Marie, en el bosque.

Capítulo 3 : Sacrificio.

— Mucho gusto linda, tenemos que salir de aquí́, anochecerá pronto y es peligroso estar afuera, esas cosas podrían encontrarnos y no podré ayudarte a encontrar a tu familia ¿Está bien si vas conmigo?

— Es que... Yo no confió en ti, prefiero regresar sola.

— Linda, yo sé que es difícil confiar en los desconocidos, pero te prometo que te ayudaré y todo saldrá́ bien, ¿te confieso algo? Cuando tenía tu edad me perdí en la cuidad, estaba aterrada y no confiaba en nadie, pero un militar me ayudó a regresar a casa.

— Está bien, iré́ contigo.– Contestó la pequeña aún dudosa.

— ¡Bien! primero vamos al arroyo debo limpiarme y recolectar agua.

Tome a la pequeña del hombro y con una mirada de compasión le indique que era la hora de partir, caminaba junto a mi por el bosque, se notaba que estaba cansada y con mucha hambre, no quería interrogarla demasiado, eso tal vez la alteraría así́ que lo haría lento, para quitar la tensión.

Me parecía extraño que el hombre de barba no estuviera gritando su nombre por todo el bosque, o tal vez sí pero no podíamos escucharlo, tal vez estaba demasiado lejos, o muerto.

Me encargaria de proteger a la pequeña, no quedaba mucha gente buena en el mundo y menos cuando esté decidió́ irse a la mierda, la pequeña solo se centraba en caminar, no me dirigía palabra alguna, aunque de vez en cuando me miraba de reojo, miraba mi ropa llena de sangre, los cuchillos, la cuerda, ella tenía miedo de iniciar una conversación, cosa que note así que decidí ser la primera en dar el paso.

— Y... ¿Como es tu familia linda? apuesto a que tu mami y tu papi te aman mucho.

La pequeña parecía desconcertada ante la pregunta, paró en seco, volteo a verme, ella tiritaba en su lugar, sus ojos comenzaban a humedecerse y llenarse de lágrimas, con la respiración agitada y rodeando su pequeño y frágil cuerpo con sus brazos ...

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La pequeña parecía desconcertada ante la pregunta, paró en seco, volteo a verme, ella tiritaba en su lugar, sus ojos comenzaban a humedecerse y llenarse de lágrimas, con la respiración agitada y rodeando su pequeño y frágil cuerpo con sus brazos en forma de abrazo, contestó.

— Papi era muy malo con mami y conmigo, no hablamos de él desde que lo mordieron y murió́.

— Oh, lo siento ... yo no... ¡Ah! mirá ahí́ está el arroyo. —contesté.

 —contesté

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The Last Ones HereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora