Capítulo 41

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Capítulo 41: "Sin Accidentes"

Habían transcurrido 30 días desde Woodbury, ese día elegimos dejar la venganza atrás, trágimos a la gente que aún quedaba allí, ellos no eran los culpables de lo que hacía Phillip, juntos mejóranos la prision, ahora teníamos campos de siembra, mujeres, niños.

Daryl y yo estábamos mejor que nunca, la gente del pueblo lo quería, construíamos con lo que teníamos. Por la mañana fui a la cocina, Carol había preparado cerdo, desayunaba con la gente del pueblo, todos eran bastante agradecidos.

Desde que llegaron la enfermería era mi hogar, amanecía y anochecía allí dentro, solo a la hora de la comida podía descansar, para ellos era la Dra. Williams.

— Carol, ¿qué tal? — pregunté sentándome en el comedor.
— Marie, siéntate linda, ¿Café? — la miré casi rogándole.
— Doctora Williams, que gusto verla, ¿cómo está? — decía uno de los ancianos.
— Señor Heist, que gusto.

Convivir con la gente era bueno, en el pueblo había otro médico, así que ambos platicábamos sobre lo que nos preocupara. Después de beber la taza de café que Carol me había servido, ví a Daryl caminando para acá.

— Buenos días Daryl. — Dijo mi colega.
— Buen día Dr. S. — contestó.
— ¿Que tal Daryl?
— Ey, Daryl.
— Buen día Daryl.
— Daryl ¿Como estas?
— Hice esto para usted señor D. — decía un pequeño con un dibujo en mano. — Gracias.
— Hola, Daryl.— Saludaba una chica a lo lejos.

Lo miraba, la gente nueva le ponía de nervios, se acercó con Carol.

— Huele bien.— dijo masticando un trozo de cerdo.

— Solo para que sepas, ya me caías bien. — dijo Carol.

— A mi no, sigo pensando en que te hace falta un baño. — dije.

— Basta.— Dijo dándome un beso en la mejilla. — Sabes... Rick trajo un montón también.

—Hay un santuario, de un extraño, y hay que alimentar a la gente, tendrás que aprender a vivir con el amor, no solo el de Marie.

— Correcto.— Dijo.— Pero por ahora, me quedo con este. — Contestó jalándome hacia él.

— Chicos, hay niños presentes.— Nos dijo Carol, con una sonrisa.

—Necesito que vean algo. — Giró hacia un joven atrás de ella.— Parick, ¿te encargas?
— Si Sra, Peletier.— Dijo amablemente el joven.

Caminó hacia nosotros, era alto, delgado, con gafas lucia como lo que Daryl llamaba un "marica". 

— Sr. Dixon, Dra. Williams, quería agradecerles por haber traído esos venados y por curar mi herida, fue un gran gesto de su parte, Señor Dixon.— Dijo el chico nervioso.— Si me permite, me gustaría estrechar su mano.

La mirada de Daryl lucia desorbitada, Carol y yo lo mirábamos fijamente tratando de ahogar la risa, Daryl aún con las manos sucias y el tazón en las manos se llevó los dedos a la boca, lamiéndolos y chocando puños con Patrick.

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The Last Ones HereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora