Capitulo 42

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Capítulo 42: Historias que se repiten

Por la noche, después de salir de la enfermería caminé por los pasillos hacia mi celda, estaba agotada, casi me sentía como en el hospital, sentí una mano envolver mi cintura, al girarme esperaba tomar su rostro.

Pero me equivocaba, no era Daryl si no uno de los chicos de Woodbury, de un jalón me separé de él pateando su entrepierna y llevando las manos a su cuello.

— ¿Que mierda te ocurre? — dije.
— Solo era una broma, lo juro. — decía el chico.
— No te equivoques conmigo, o vas a lamentarlo.

Después de mis palabras, lo lancé hacia la pared, tomándolo de la camisa, y soltándolo, seguí mi paso hasta la celda, Daryl estaba ahí limpiando sus flechas, entré retirándome la ropa y caminando hacia él.

— Tardaste.— dijo.

Lo observaba tenía una flecha entre los dedos y la camisa abierta, notaba por las manchas sobre su ropa y la mirada pensativa intuí que regresaba de la celda de Beth, anhelaba tumbarme sobre su pecho y pasarme la vida en la celda, junto a él.

— ¿Hablaste con Beth?— pregunté

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— ¿Hablaste con Beth?— pregunté.

Sin mencionar palabra alguna, solo movió la cabeza indicando que si. Sabía cómo se sentía respecto a la gente del pueblo, muchas bocas, muertes a las que llorar, siempre comprendí por que quería vivir en soledad, pero somos una familia ahora y no estamos solos.
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Estoy acostada, rodeada por sus brazos, mirando los primeros rayos de luz colándose en la celda, y siento paz, los párpados me pesan, y a cada respiración siendo mi cuerpo relajarse y perderse en la seguridad que su cuerpo me emana. Algunos ruidos en celdas cercanas me hacían remover de vez en cuando.

Un sueño reparador era todo lo que anhelaba desde que esto comenzó,el chirrido frío de la puerta de la celda me despertó, con la mirada un tanto borrosa ví a aquel chico de Woodbury con el que había tenido el altercado unas horas atrás estaba convertido.

Antes de que siquiera pudiera entablar una palabra una bala le atravesó la frente, giré a mi costado, Daryl estaba con el brazo estirado en dirección al hombre, aún podía sentir el olor a pólvora entrándome por las fosas nasales e inundando mis pulmones .

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The Last Ones HereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora