Capítulo 34

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Capítulo 34: Los días del pasado.

Los días han pasado tranquilamente, por lo menos de forma aparente, sabemos que vivimos bajo una mentira, una promesa incapaz de ser cumplida.

Cada ciertas horas, en el cambio de turno, nos miramos unos a otros, ahogando entre miradas lo que quisiéramos decir. Ahora, Glenn y Maggie no bajan de la Torre de vigilancia más que para comer, esta incertidumbre los a vuelto más ...promiscuos.

Aún que las palabras hacen falta, Daryl y yo sabemos que nos pertenecemos.

Recorro los alrededores de la prision, puedo sentir en el aire el olor a sangre fresca como si me inundara los pulmones.
Miro al horizonte buscando cualquier señal, hacía tiempo que no teníamos días tan buenos como hoy. Las trampas de los hermanos Dixon hicieron más que nunca, Merle y Daryl juntos eran imparables, ahora le enseñaban a Carl y a Beth cómo acabar con los muertos.

Yo por mi parte, descansaba observando el amanecer sobre la rama de un árbol grande, observando los colores.

— Dijo Rick que estarías aquí

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— Dijo Rick que estarías aquí... — la voz de una mujer bajo el árbol me desconcentró del paisaje, sin quitar la mirada contesté.— ¿Necesitas algo?

— Judith, Beth cree que podría tener fiebre, Hershel está en la cocina, buscando entre las plantas.

Como si una lanza me atravesara el corazón, el cuerpo comenzó a temblarme, era cierto, ahora los medicamentos, pediatras y buenos hospitales no eran opción ¿Que ocurriría si la pequeña se resfriaba? En el apocalipsis podría ser mortal.

Deseando que no se tratase de nada malo baje del árbol.

— Ella les importa a todos ¿cierto?— preguntó la mujer morena siguiendo mi paso.

— Judith y Carl son el centro de todo, son nuestra vida, cualquier persona en este lugar daría la vida por ellos.— Contestaba a paso apresurado.

Al entrar al bloque de celdas, Rick tenía a Judith en brazos, Beth preparaba un biberón con agua y hierbas que Hershel había preparado, Daryl y Merle recién volvían.

— ¿Como está la patea culos? — Preguntaba Daryl descolgándose la ballesta del hombre.

— Tiene fiebre. — Dijo Beth.

— ¿Que? ¿Fiebre? ¿Y Eso es peligroso? — preguntó. — No lo es por ahora, solo debemos ser cuidadosos.— Contestó Hershel.

Rick lucia distante, como si fuera de pensar en Judith pensara en algo más, solo la mecía entre sus brazos, pensando. Me acerqué a Daryl, tocando su costado, en automático llevó uno de sus brazos a mi cintura, jalándome contra él, la mirada y risa burlona de Merle arruinaron el momento.

— Hay que revisar el muelle de carga.— le dije a Daryl, tomó la ballesta y me siguió.

Caminábamos por el pasillo en silencio, revisando las celdas debíamos estar seguros de que no entrarían más caminantes, así que éramos muy cuidadosos, desde que comenzamos con las rondas hace semanas es raro ver a caminantes cerca, nos hemos encargado bien de este lugar, después de un largo rato Daryl por fin habló.

The Last Ones HereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora