Nuevamente pasaban las noches y los días sin descanso, el crudo paso del tiempo se estaba volviendo un pesar cada vez más opresor y doloroso, y al igual que todas las semanas, el joven Kaminri Denki, un chico de rubia cabellera y un extraño don para atraer tormentas, arribó para proveer de víveres al solitario escarlata – ¿Nuevamente te desvelaste? – no obtuvo respuesta más que una mirada efusiva y el sonido de algunos frascos chocando unos contra otros – Deberías dormir de vez en cuando, si estás cansado no puedes llegar a buenos resultados
– Si duermo aparece en mis sueños, así que prefiero concentrarme en hacer que aparezca en el mundo físico y no sólo en ellos – espetó molesto y melancólico mientras continuaba mezclando sustancias, hojas y demás elementos
– Oye... soy un comerciante pero igual soy tu amigo, también lo extraño pero... esto ya no es sano, ha pasado casi un año y tú sigues aferrado a esta loca idea de traerlo de vuelta, entiéndelo de una vez Kirishima, ya no está, se ha ido y no puedes sólo mezclar cosas al azar y esperar a que vuelva – el pelirrojo se detuvo en seco de sus actividades y se giró a verlo sin expresión alguna en el rostro, acto seguido le acorraló contra la pared de piedra detrás suyo mientras sus ojos y dientes pronunciaban su naturaleza salvaje
– No vuelvas a pedirme que me rinda o te juro que...
– ¿Qué?, ¿Qué me asesinarás?, por amor de Dios Eijiro, ambos sabemos que no lo harías, no eres ese tipo de persona y tampoco eres la bestia que te has creído todo este tiempo – lentamente apartó a su amigo hasta deshacerse de la presión de la fría roca sobre su espalda – no fue tu culpa y lo sabes, sus demonios le perseguirían aunque tú no estuvieses allí, así funciona el mundo, un día crees conocer a alguien y al otro te enteras que es un desalmado villano, nada te detiene de devorarme cada semana o de quemar todo el reino buscando al responsable pero no lo has hecho porque sabes que estaría mal, así son las hebras del destino, no las contradigas
– ¿Quién fue el que me dijo que debía ser paciente, que el ser indicado llegaría y cuando eso pasara debía hacer lo posible por conservarlo?, ¡¿QUIÉN?! – Golpeó el muro frente a él creando una ráfaga de viento que agitó el cabello y los sentidos de Kaminari
– Fui yo, pero no me refería a que...
– Si eres mi amigo, entonces deberías entender que sólo estoy siguiendo tu consejo – finalmente decidió dejarse caer en el suelo de rodillas con los ojos húmedos de rabia y dolor – tú sabes lo que es estar solo, fuiste mi único amigo antes de que él llegara, siempre estuviste allí para mí y atesoro esos momentos tanto como atesoro a Bakugo en mi corazón, por eso te pido que no me digas que me rinda, quiero poder verlo una vez más y disculparme por no ser lo suficientemente varonil como para cuidar de él... por haberle fallado – su cabeza yacía gacha despojando gotas saladas que terminaban por estamparse contra la fría roca del suelo, el rubio se acercó a él y le abrazó con fuerza acariciando su amedrentada espalda, recordaba la soledad de aquel imponente dragón antes de que él llegara y nunca lo había visto tan feliz como cuando el cenizo llegó a su vida, pero era por esa misma razón que deseaba que lo dejara ir, que avanzara en su propio camino antes de perder lo que aún le quedaba
– ¡UN JODIDO DRAGÓN! – El rubio corría por entre la arboleda buscando refugiarse de la enorme criatura que había visualizado en su búsqueda de materiales para intercambiar en el reino, a sus 15 años había sido encomendado al negocio familiar, asaltaban algunas pequeñas aldeas o simplemente buscaban cosas de valor en el "bosque maldito" y las vendían a precios exagerados en el centro del reino de Fuego, llamado así por la ferocidad con la que era regido por el rey Enji Todoroki – Maldición estoy muerto, te lo suplico Dios Mío no dejes que me devore – suplicaba detrás de un enorme roble esperando por el momento de su muerte
– ¿Quién es Dios Mío? – un chico de similar edad y cabellera roja le observaba con curiosidad desde el frente
– ¿Cómo que quién es?, es Dios, el supremo, el altísimo, quien creó la tierra y todo lo que ves, tú sabes, ¿o acaso eres un hereje? – la pregunta le había sacado tanto de sí que se había olvidado del dragón por un momento, el pelirrojo negó lentamente con la cabeza mientras le seguía observando – Si no lo eres, ¿cómo es que no sabes quién es Dios?
– Mis cuidadoras nunca me hablaron de tal cosa, ellas lo llaman "la deidad del bosque", o también "el que todo lo ve", pero ellas dicen que no sólo crearon lo visible, sino también lo invisible y lo mágico, dicen que es gracias a este ser que tenemos un destino y nos guía por el buen camino – el chico hablaba tranquilamente con una sonrisa en el rostro que le permitía a su contrario observar lo afilado de sus dientes asustándolo de primera y recordándole al dragón poco después
– ¡Mierda!, ven escóndete – haló al chico a su lado y le tapó la boca para que no emitiera ningún sonido – no tenía ni idea de que un dragón se alojara en estos bosques, ¿tú sí? – murmuró soltándolo poco a poco para poder espiar por detrás del roble
– Pues claro que sabía – musitó seguido de una risita
– ¡¿QUÉ?!, ¿Y por qué demonios viniste aun sabiéndolo?
– Bueno, pues porque aquí vivo, pero no deberías preocuparte por eso, es más, me presento, soy Kirishima Eijiro
– Kaminari Denki – los chicos se estrecharon las manos y al apartarlas el rubio continuó con sus interrogantes – ¿cómo que no me preocupe?, podría devorarnos, además, ¿cómo es eso de que vives aquí?, ¿no dijiste que tenías cuidadoras?, deberías pertenecer a algún pueblo o algo
– Oh, bueno... en realidad ellas son... ¿parte del bosque?, es algo complicado pues no me dicen todo lo que saben y lloran mucho, pero por mi parte soy el heredero de un noble reino, Draco, ¡ven, podemos visitarlo y te puedo presentar a mis cuidadoras! – canturreó alegre el pelirrojo mientras halaba del brazo al chico junto a él
– ¿Draco?, ¿dónde demonios he escuchado ese nombre? – el rubio caminaba sin mirar realmente el camino, sólo era guiado por su acompañante hasta las profundidades del bosque hasta llegar a un pequeño claro rodeado de enormes edificaciones de piedra calcinada – ¡Ya sé!, el reino de los dragones, también conocido como Dragoi, espera... eso significa que... – cuando finalmente posó la mirada sobre el paisaje y se percató de la naturaleza de la presencia con la que había estado conviviendo volvió a echar a correr
– ¡Oye espera! – el chico dejó a la vista sus alas para perseguirle por aire, igual necesitaba practicar su vuelo humano; lo intersectó un par de metros más adelante cayendo con torpeza en la tierra
– E-Eres un dragón, ¿y no me lo dijiste?, ¡NO ME COMAS! – el chico nuevamente yacía suplicando y llorando mientras retrocedía tratando de no chocar contra los árboles aledaños
– ¿Comerte?, nunca haría algo como eso, me agradas, además recién desayuné – explicó tranquilamente el híbrido mientras se sacudía el polvo causado por el aterrizaje – es sólo que no muchas personas vienen por aquí y me asusté al verte... pero me parecías alguien interesante así que... lo siento, sólo pretendía agradarte, pero igual entiendo si te quieres ir, lo lamento – se dio la media vuelta dispuesto a irse antes de que el rubio le hablase
– No tienes muchos amigos, ¿verdad? – el contrario se giró para verle y negarle con la cabeza – bien, haremos un trato, yo seré tu amigo si prometes no comerme y enseñarme dónde puedo encontrar cosas valiosas – el pelirrojo se sonrió de oreja a oreja y asintió ferozmente mientras saltaba en júbilo – hecho, entonces guíame a los tesoros del bosque
– ¡Claro!– así comenzaron a pasar juntos parte de sus días hasta volverse inseparables con el paso de los años, ese chico de extraña procedencia y que sólo buscaba baratijas simples para vender en el comercio de su familia se había convertido en el primer y único amigo del pelirrojo
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El hechizo en tu mirada
FanfictionEn una cueva oscura y solitaria el joven dragón Kirishima Eijiro busca la manera de recuperar al amor de su vida, Bakugo Katsuki, quien hace casi un año pereció sin darle la oportunidad de despedirse, ¿será que su determinación logrará su cometido? ...