Capítulo 16: All Might

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– ¡Despertaste! – anunció una voz femenina bastante aliviada al parecer – temíamos que murieras en medio de todo el fuego, ¿cómo te llamas? – unas chicas de desconocida apariencia rodeaban al chico de roja cabellera, se levantó tan pronto como pudo y miró en un espejo cercano percatándose de su humana apariencia – ¿te encuentras bien? – inquirió una de ellas – ¿quieres que te demos algo que deseas?, ¿tal vez alguien? – el grupo de chicas lentamente comenzó a deformarse en la realidad que ahora vivía, todas sus pesadillas juntas, aquel fatídico día en que había tomado la decisión que cambiaría por completo el rumbo de su vida, ahora que miraba el sombrío escenario en el que estaba sólo podía pensar en que, a pesar de todo, no había manera más masculina de morir que buscando su felicidad

– ¡Vamos!, All For One quiere verte – ordenó Midoriya obligándolo a salir de su encierro, tanto mental como físico – Lo siento... – masculló mientras halaba al prisionero lejos de las mazmorras

– No necesito que digas cosas innecesarias ahora... mucho menos si son falsas – espetó el pelirrojo sin mirarle siquiera, aún sus memorias se mantenían sumidas en el sufrimiento de aquella pérdida tan fresca como el viento que soplaba cerca de su rostro, como aquellos días soleados que pudo disfrutar por tan poco tiempo

– Lo digo enserio... sólo espero lo entiendas algún día – el dragón no mencionó nada al respecto, simplemente meditó el asunto, unos cuantos pasos mas adelante ya se hallaba frente al creador de sus desventuras, le miró igual que antes y éste se sonrió al verlo tan decidido

– Supongo que no has cambiado de opinión – alegó el mayor provocando un escalofrío en los presentes – ¿acaso no tuviste demasiado aún?, ¿no quieres un mundo donde lo acompañes a cada batalla que desee pelear?, uno donde seas quien le mantiene a salvo en todo momento, un mundo donde seas un héroe, SU HÉROE – recalcó aquella última frase esperando alguna reacción en el rostro contrario, pero lo único que había en él eran lágrimas y un profundo dolor punzante, podía escuchar la voz de su amado suplicándole que no lo hiciera, pero ¿qué tan tentadora era la oferta para un corazón destruido?, ¿qué tan profundo debía ser el significado de su bienestar para siquiera considerar aceptar tan insufrible trato?, sin más reparo se limpió las lágrimas con su antebrazo y miró esperanzado al hombre frente a él

– Lo siento Bakugo... – murmuró para sí mismo antes de sonreírse de manera forzada – Acepto – afirmó fuerte y claro sorprendiendo a todos en la habitación – pero quiero que me prometas un par de cosas

– Te escucho – la fantasmagórica figura se sonrió triunfal mientras esperaba las "instrucciones" que le daría su nueva mascota

– No interferirás de nuevo con nosotros... – suspiró hondo tomando la fuerza necesaria para aceptar el cruel destino que le aguardaba al cerrar aquella transacción – te alejarás tanto de este mundo que nadie recordará siquiera tu nombre y... no le dejarás saber que le he fallado, llevaré eso conmigo para no hacerlo nuevamente... ¿trato?

– Trato – estrechó su mano con la del pelirrojo envolviéndolo en una bruma oscura que prontamente se tiñó de luz azul emanada del cuerpo del dragón, podía ver sus recuerdos fugaces con el amor de su vida destellando de un lado al otro, todas las risas, las peleas, podía sentir su piel acariciando su rostro, sus orbes carmesí lentamente se perdían en aquel transe alegre hipnotizándolo, poco a poco soltó la mano del mayor para dirigirse a un punto incierto de la habitación donde su amado Katsuki le esperaba con los brazos abiertos

– ¡Lo siento Kirishima-Kun! – el peliverde desenvainó la misma espada que hubiera arrebatado la vida del cenizo y con su rojo fulgor atravesó el pecho del híbrido antes de que cualquiera pudiera hacer algo para detenerle, las ilusiones que antes se hubieran mostrado ante sus ojos ahora no eran más que sombras que se desvanecían con el aire, desesperadamente y sin siquiera pensar en sus propias heridas trataba de alcanzarlas, mirando como se difuminaban en sus manos hasta perderse en la oscuridad del recinto, sus ojos nuevamente llenos de lágrimas se cerraron lentamente escuchando el último latido de su corazón, aquel que con suaves pensamientos iba dirigido al hombre de sus sueños, aquel que descansaría por siempre en su pecho en la espera de una última oportunidad para resarcir sus errores y ser lo único que siempre debió haber sido para Katsuki... un héroe

El hechizo en tu miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora