– Así que no encontraron nada – comentó la mujer de verde cabellera atendiendo al caballero cansado que regresaba de atender a la enferma hechicera
– Me temo que no, aunque Midoriya logró verlo por unos instantes, me pregunto si estarán bien, debí haber insistido más en que vinieran conmigo – el hombre exhausto yacía descansando en la Taberna de Froppy, había recibido órdenes de no aparecer por el palacio o sus alrededores hasta que el príncipe le acompañara, por lo que debía esperar a que sus amigos regresaran por el mismo punto para poder volver junto a ellos
– Supongo que no hay nada que se le pueda hacer – interfirió una mujer de extraña apariencia mientras le extendía una bebida al hombre – si el príncipe decidió aquello no podías refutarle, después de todo él es la ley
– Disculpa pero, ¿quién eres?
– Oh lo siento, es mi nueva camarera, Mina Ashido, realmente es grandiosa en su labor y te aseguro que sabe guardar secretos
– Para servirle – exclamó la chica con una enorme sonrisa siendo correspondida por su contrario
Mientras tanto, en el bosque las cosas iban de mal en peor – ¿Ese de allí es un dragón entonces? – el heterocromático y su acompañante finalmente habían logrado darle alcance a ambos chicos que caminaban tranquilamente de vuelta a la cueva propiedad del pelirrojo
– Efectivamente, y si no se cuidan los asesinará, ¿o no Kirishima?
– ¡Es un enorme placer conocer a los amigos de Blasty! – comentó alegremente mientras trataba de estrechar las manos de ambos sujetos, acción que logró enfurecer a su amo logrando que le golpeara la cabeza con fuerza
– ¡¿Cómo demonios me llamaste?!, se supone que debas intimidarlos, no saludarlos ¡maldito imbécil!
– Lo siento, lo siento, lo siento – se excusaba una y otra vez mientras trataba de calmar el dolor causado por el golpe
– Veo que no lo has adiestrado correctamente – insinuó el príncipe atrayendo un par de miradas curiosas y una molesta hacia sí
– ¿Qué carajos estás diciendo maldito bastardo? – sentenció mientras se acercaba peligrosamente al hombre
– He dicho que haces un pésimo trabajo, si me permites, yo podría hacer de este interesante espécimen una mejor bestia, creo que no eres capaz de lograrlo por tu cuenta – dicho esto el cazador se lanzó sobre el príncipe tratando de golpearlo, sin embargo, fue detenido por el pelirrojo que buscaba evitarle más problemas
– Lo siento mucho, ha estado algo huraño estos últimos días
– ¡Deja de hablar como si me conocieras! – forcejeaba una y otra vez tratando de darle alcance al miembro de la realeza que le miraba con frialdad
– Siempre es así, no deberías preocuparte Kirishima-kun – comentó tranquilamente el peliverde haciendo reír al aludido
– Escucha Bakugo, te daré dos opciones y puedes elegir la que mejor te acomode, puedes venir con nosotros y conservar tu dragón o... – el nombrado se tranquilizó mientras escuchaba los alegatos del heterocromático y le acababa con la mirada – puedes entregárnoslo y quedarte en este sucio sitio hasta morir de aburrimiento, nadie te vendrá a molestar nunca más – el silencio reinó y las miradas sorprendidas del par que platicaba amenamente se hicieron presentes
– Acepto – musitó el cenizo con la mirada baja logrando que el pelirrojo le soltara y retrocediera un par de pasos
– Bien en ese caso...
– Aún no termino – interrumpió encarando al príncipe – acepto que seas demasiado idiota como para pensar en que estaría de acuerdo con tan insolente y estúpida oferta, no te llevarás a Kirishima y tampoco me iré – el cazador se precipitó hacia el chico incrustando una daga en su costado izquierdo haciéndolo sangrar – considera esta mi contraoferta, se van o se mueren, tienes 30 segundos
– ¡Todoroki-kun! – corrió el peliverde a auxiliarle siendo detenido por el mismo – ¿Qué estás haciendo Kacchan?
– Bakugo debemos irnos... – murmuró el pelirrojo al notar que el ambiente en su totalidad se había quedado en total silencio, ni siquiera el fino viento característico del sitio soplaba
– Entonces que así sea – el cuerpo del miembro de la realeza se cubrió de una bruma oscura apartando a su atacante, Midoriya se acercó a su lado desenvainando su espada que relumbró al rojo vivo para después encenderse en llamas, el aspecto de su superior había cambiado tornándose oscuro como la noche anterior, sus ojos estallaban en ira retando al par frente a ellos, antes de que pudiesen reaccionar, la daga que hubiera atravesado su piel se tiñó de negro y voló en contra de quien la hubiera empuñado en primer lugar rozando su mejilla para continuar con su recorrido a un destino desconocido
– ¡Bakugo! – Eijiro no dudó en transformarse para tomar al cenizo y alejarse de allí lo más pronto posible, aterrizaron de emergencia unos cuantos minutos más tarde, el chico en su lomo no había pronunciado palabra alguna desde que habían despegado – ¡Bakugo!, ¿estás bien? – el chico le examinó descubriendo la herida en su rostro – ¡Háblame!
– ¡Estoy bien!, no tienes que... – fue silenciado por los labios del más alto posándose sobre los suyos de manera cálida mientras sus manos le acunaban tiernamente llenándolo de sorpresa y duda, podía sentir sus propias lágrimas recorriendo el surco de sus mejillas hasta perderse en los pulgares ajenos que buscaban limpiarlas en medio de aquel torpe pero fino beso, un par de segundos más tarde el contrario se apartó sin soltarle el rostro
– Me preocupé tanto de que algo te sucediera, creí que realmente me ibas a dejar atrás y luego... lo siento mucho Bakugo – no lo había notado por el shock del momento pero estaba llorando – ¡lo siento mucho! – el chico se abrazó del cenizo mientras continuaba sollozando, inhalaba con dolor el aroma del hombre del que tanto se había encandilado, le sostenía con fuerza pero buscaba no dañarle porque en aquel preciso momento en que miró el rojo de su sangre se dio cuenta de que ese cuerpo que ahora abrazaba, era su tesoro más preciado
– E-Está bien... – susurró mientras acariciaba la espalda de su contrario, descubriendo en aquel recorrido la daga con sangre incrustada en la parte baja de la misma – ¡Ese hijo de perra!
– Bakugo – murmuró el chico que comenzaba a sentir sueño debido a la pérdida de sangre – creo que te amo – dicho esto cayó desmayado en los brazos del cenizo
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El hechizo en tu mirada
FanfictionEn una cueva oscura y solitaria el joven dragón Kirishima Eijiro busca la manera de recuperar al amor de su vida, Bakugo Katsuki, quien hace casi un año pereció sin darle la oportunidad de despedirse, ¿será que su determinación logrará su cometido? ...