11

1.1K 65 3
                                    


—Escena corta.

—Y si el sol ya no brilla? —su barbilla tembló y sus labios murmuraron contra el oído.

El mayor tomó su quijada y besó sus labios con la tersa frialdad que los caracterizaba.

Las pupilas en los ojos azules brillaban con intensidad bajo el velo cegador de las estrellas, el pulgar acarició la barba blanca y el chico cerró los ojos para disfrutar del tacto en su piel.

—Deja que el cielo caiga sobre ambos —exclamó el pelinegro con su mirada posada en los profundos ojos azules —, cuando todo se derrumbe, cuando el mundo colapse y los días se tornen agriamente oscuros lo enfrentaremos con la cabeza alta, conscientes de todas y cada una de las consecuencias de nuestros actos, deleitandonos de haberlas tomado; al menos sé que yo lo haré así, sin una pizca de arrepentimiento.

Aferrandose con su zurda a una espalda que tantas veces se había encontrado con sus uñas, el rubio posó su mejilla contra el pecho de su enamorado. Los latidos eran fuertes y acelerados en sintonía con los de su propio corazón.

El frío tomo raíces en sus corroídos huesos, la fresca noche lo hizo temblar y una lágrima recorrió con inocente parsimonia su blanca mejilla cuando tomó su decisión.

Pues, debía asesinarlo.

Intenabo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora