Capítulo 4. Objetivo en la mira.

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Los sigo cuando entran por la cocina y siguen por un pasillo iluminado de naranja. Voy metros atrás para que no sepan que los persigo.

Cruzan varias puertas y entonces los pierdo de vista.

—¿No te dije que no te metieras en problemas?— me detengo, asustada, y de repente viene detrás de mi, haciéndome estremecer.

—Jake...— jadeo sorprendida. La respiración se me acelera. Solo espero no haberme delatado.

Miro a los lados, no hay nadie. Las disparos han cesado y todo queda en silencio. Me quedo quieta, sin saber que hacer. No conozco aquí, no se a donde ir ni donde esconderme de la mirada acusadora de un enfadado Jake.

Tan solo espero a que llegue frente a mi.

—¿Qué carajos estás haciendo aquí...?

Le hago señal de silencio poniéndome el dedo en los labios. Le señalo con la cabeza detrás.

Me entiende de inmediato.

—¡Oh, aquí estás!— Gio entra después de Jake y avanza apresurado hacia nosotros con gesto de preocupación. —¿Te hirieron? ¿Estás bien?

Veo de reojo como Jake frunce el ceño.  Escucho detrás, a lo lejos, unos pasos sigilosos venir hacia nosotros. Se que son los hermanos. Pero solo veo a Galia, a Alexander y la rubia de plástico que traía Jean.

—¡Eh, pero si aquí hay un triángulo amoroso de lo más flipante! —grita Galia, emocionada.

Se reúnen con nosotros y entonces tengo diez pares de ojos mirándome. Me siento cohibida.

—¡Maldito hijo de perra!— y de pronto Alexander es tomado del cuello de la playera y azotado contra la pared por un rabioso Jean. Se apuñalan con las miradas mientras nosotros nos quedamos sorprendidos viéndolos. —¡Ya van dos que me haces, dos! —le grita a la cara.

Y sin imaginarlo Alexander le sonríe con burla.

—tres hermanito, tres. ¿O ya se te olvidó la puta ru...?— y Jean le suelta tremendo puñetazo en la boca que le hace sangrar de inmediato.

Se que se trata de mi pero no deben saberlo, aún no.

—estos ya se van a matar.— Galia rueda los ojos y se cruza de brazos. Tan tranquila que me alborota los nervios.

Yo no quiero ver eso pero no sé que puedo hacer. Así que elijo por pellizcarle el brazo a Jake quien salta adolorido y me recrimina con la mirada. Los señalo con los ojos y el pone los suyos en blanco, con fastidio.

—ya, ya está bien con eso. —se mete entre ambos. —vamos a calmarnos y pensar bien las cosas. Pero primero debemos marcharnos de aquí, no queremos que nos rafaguen si regresan a rematar. —les habla poniendo las palmas en los torsos de cada uno.

Alexander frunce el ceño pero asiente y Jean solo se aleja y regresa por el pasillo con los hombros tensos.

Lo veo sufrir por su empresa y me agrada, tanto, que hubiera deseado ser yo la causante. Pero se que hay algo que le duele más y voy a por ello.

...

Deciden que es mejor idea alejarse de ahí por lo que obtán por refugiarse en la casa de Jake.

No sé si Jake lo hizo para tenerme vigilada o porque quiere cuidar de sus hermanos.

La noticia salió en todos los medios y lo mejor es que rumoreaban lo que se creía sería la quiebra de la empresa. Y es que quedó hecha añicos. Los grandes cristales estaban rotos y en el piso, los trabajadores tenían miedo de presentarse a trabajar y terminar muertos y luego la fama de la empresa se iba en picada hacia abajo.

Pacto Perfecto 2. La Dark Room. (+21) [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora