Para ese verano, habían decidido ir a Brasil de vacaciones, después de todo, no era nada secreto cuanto Naruto amaba América latina, y extrañaba el mar. Trataban de ir todo lo posible, especialmente desde que habían adoptado a Sakura, para que ella también conociera los lugares donde su padre rubio había crecido.
Durante los primeros viajes todo fue maravilloso, Sasuke aun recordaba los gritos y risas de felicidad de su pequeña y esposo la primera vez que habían ido, era la primera vez que Sakura veía el mar, porque lo que estaba fascinada con el agua.
Pero a medida que pasaban los años, las cosas iban cambiando, aunque no se refería puntualmente al comportamiento de ellos. Frente a sus ojos, Naruto y Sakura corrían al mar riendo y gritando, listos para jugar con las olas del mar azul frente a ellos.
Su esposo era igual de llamativo que a los 25 años, y también igual de caliente. A sus 47 años seguía con el cuerpo alto y musculoso con el que lo había conocido, su piel bronceada y bien cuidada por tantos días de spa con Sakura. Incluso aquellos ojos azules seguían brillantes y únicos.
Para nadie sería una sorpresa a esta altura que tanto amaba y le atraía aquel hombre, que gracias a la vida era su esposo.
Ese no era el problema, sino su hija.
Su bonita era tan hermosa a sus ojos, aunque parecía que con el correr de los años, para otros ojos también.
La pequeña niña que lo había cautivado por completo aquel día en ese orfanato, aquellos grandes ojos verdes que lo miraron sin miedo, y estaban tan llenos de amor y luz como los de su esposo, hoy cumplían 17 años. Sakura había dejado de ser una niña hacia muchos años ya, aun recordaba el trauma que había sido agregar toallitas higiénicas a la lista de compras.
Y si era sincero, ese esta el problema, que su niña, ya no era una niña.
Volteo su negra mirada a los jóvenes que se encontraban en la playa, y miraban a su hija -que sin darse cuenta de esto jugaba con el rubio Uzumaki en el mar-.
Esos mocosos imberbes creían que podían ver a su preciosa hija, con sus miradas impuras.
¡Y el idiota de Naruto que le permitía utilizar bikinis!
Pero esa ni siquiera era la peor parte, su cerebro de abogado no le permitía frenar a ver solo un paso delante de él, siempre pensaba en cuatro o cinco por adelantado, lo que lo llevo a la horrible conclusión de que, que otros se dieran cuanta de que su hija era hermosa era una cosa, pero el hecho de que algún día ella también los notaria, e incluso podría enamorarse de ellos e irse de su lado... eso si era lo peor que si cerebro podría imaginar.
Para cuando ellos volvieron a sentarse a su lado, Sasuke tenía una mueca de total disgusto.
- Teme, ¿Por qué ese humor? –
Pero el morocho ignoro la pregunta, levantándose y cubriendo el cuerpo de la pelirosa con uno de los tallones que habían llevado. Esta le sonrió con cariño.
- ¿No quieres volver a tener 6 años bonita? -
- Eso sería muy difícil Papá-
- Entonces promete que nunca te enamoraras e iras de mi lado con algún inútil-
- ¿No querrás decir nuestro lado, cariño? - Pregunto Naruto con un tic en el ojo, él también era parte de esa familia, Sakura también era su hija.
- Bueno, tampoco es que lo necesitemos tanto, podemos dejarlo aquí a él también-
- Basta papá, no seas malo- se rio la joven, sabiendo que el Uchiha solo estaba molestando al pobre rubio. – Y no me iré nunca de su lado, del de ninguno de los dos- aclaro viendo a ambos.
- ¡Por eso eres mi niña favorita! - exclamo Naruto abrazándola.
Si, esos mocosos imberbes podían enamorarse de ella todo lo que quisieran, pero él mismo la había criado para que sea la mujer fuerte e inteligente que era hoy en día, no se dejaría engañar por nadie, y si algún día se enamoraría, él estaría ahí para juzgar si ese chico realmente valía la pena.
Y, de todas formas, avanzando lo 5 pasos con los que su mente lo había atormentado por adelantado, aun si Sakura crecía y se iba de la casa, seguiría queriéndolos igual y visitándolos, porque él era su padre... Bueno, "ellos eran sus padres", para que Naruto no se enojara...
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Familia de tres. SasuNaru y Sakura.
FanficSasuke y Naruto soñaban con un hijo, quien diría que seria una niña de cabello rosa. Pequeños relatos, que cuentan su historia juntos como una pequeña familia. Los personajes no me pertenecen, son de Masashi Kishimoto.