capitulo 26

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Abrazaba a Bruce en la cama, estaba abrazado a mi cintura el sollozaba con fuerza aferrado a mi, ciertamente Alfred me preocupaba pero lo había hecho dormirse cuando le di unas gotas para el sueño en su te.

—P-por favor, no me dejes Nora, ya me siento que no soy nada, nada sin mis hijos.

Me limitaba a no responder, aún no entendía que había pasado pero ya había llamado al servicio de funeraria  quienes había tenido que sobornar para que no dijeran nada hasta que Bruce me dijera o se sintiera mejor.

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Aquella mañana se sentía como un invierno aun estando en primavera, nos encontrábamos muy pocas personas en aquel entierro que jamás pensé llegar a ver, el de Ricardo Grayson, amado hijo y héroe en secreto.

El entierro terminó en silencio, Bruce y Alfred no lloraba, pero sabía la furia que este le contenía, me tenía tomada de la mano y sentía que Selina Kyle nos miraba muy intensamente, varios nos daban el pésame y poco a poco se iban llendo, incluyendo el comisionado que alguna vez trabajó con ricardo como policía.

Cuando se fueron, Bruce había bajado a entrenar y Alfred literalmente se estaban embriagado ¿era yo alguien para juzgarlos? Claramente no.

Cuando baje las manos de Bruce estaban cubiertas de sangre, sus nudillos estaban totalmente heridos y sus ojos llenos de lágrimas.

Cuando me vio cayó de rodillas y yo me acerqué rápidamente a él y lo abracé.

—¿Cómo.. como haces para seguir?.

—El dolor, el dolor nunca se va pero aprendes a vivir con este dolor y cada día se hace más fácil, pero el dolor esa parte que se quebró en mi corazón sigue así, rota.

Comencé a curar sus manos y el solo me miraba, entonces el sonido de la alarma de Gordon comenzó a sonar.

—No vayas, no estás bien y ..

—Tengo que detener en lo que pueda a las personas por las que tanto intentamos detener Ricardo y yo.

—Bruce no creo..

—En este momento, necesito esto..

Solo vi que se puso unas vendas en sus manos y se puso el traje para luego irse. Suspire, subí con Alfred que estaba ebrio en el sillón, quité la botella y lo levanté como pude, lo cambié y lo dejé en aquella cama.

Llegue a mi cama y empecé a llorar, me dolía ver a las dos únicas personas que me quedaban tan rotos y no poder hacer nada.

Me acosté y aunque no podría estar tranquila, esperé a Bruce lo más pacientemente que se podía, hasta que llegó.

—El presidente quiere que lo ayudemos a matar a Clark.

—¿Y?

—Llegare hasta donde sea necesario.

Golden // Bruce WayneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora