❝ᴏᴄʜᴏ❞

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Los seis chicos se encontraban ya en la entrada del acuario al que habían decidido ir, los menores estaban encantados con la idea, a Niki y Jungwon se les hacía algo romántico, mientras que Sunoo pensaba en que era la única oportunidad que tendría de visitar uno. Debido a que no gastó el dinero que iba a usar con sus amigos el día de cine, tenía un poco más para gastar.

—Entonces nos encontramos aquí al terminar el día—dijo Heeseung mirando la hora de su celular— Cualquier cosa nos estaremos hablando.

—Me parece perfecto—sonrió Jake tomando la mano del castaño para adentrarse al acuario sin siquiera despedirse.

Heeseung y Niki imitaron tal acto, dejando a Sunoo y Sunghoon solos otra vez, pero el castaño se sentía un poco más confiado, decidió que no debía sentirse intimidada por el mayor a su lado.

—¡Vamos!—exclamó emocionado, teniendo el atrevimiento de tomar la muñeca de Sunghoon para llevarlo adentro del lugar.

—¿Hacia dónde vamos? ¿Conoces el lugar?

—Para nada—sonrió con mucha emoción— Pero cualquier lugar estaría bien, ¿no crees? Hay muchas cosas que ver.

—Supongo—se encogió de hombros, vio la mano de Sunoo alrededor de su muñeca y se soltó.

—Lo siento—dijo Sunoo, pero se sorprendió al sentir que Sunghoon había entrelazado sus manos. Lo miró confundido.

—No quiero que te vayas a perderte, después tendría que buscarte y de seguro te encontraría llorando—afirmó su agarre, quitándole la posibilidad de quitar su mano.

Sunoo no se opuso, simplemente escondió una pequeña sonrisa que se escapó de sus labios, sintiendo su corazón golpear con fuerza y su estómago revolverse por la emoción. ¿Cómo un chico guapo como Sunghoon quería tomar su mano? No lo sabía, pero una cosa estaba clara: No iba a soltarse.

Durante el recorrido, Sunghoon se dio cuenta de que Sunoo era un chico que se sorprendía fácilmente, no paraba de emitir sonidos de sorpresas por cada pasillo, asombrado con todo a su alrededor, y era entendible, de seguro no salía mucho y no tenía la posibilidad de visitar muchos sitios, pero le gustaba la sensación de estar con él en ese momento, viendo como descubría el lugar.

—¡Sunghoon mira!—señaló un bonito pez a través del cristal, estaba nadando de un lado a otro mientras Sunoo lo seguía casi pegado al cristal— Es tan bonito—murmuró con fascinación.

—Muy bonito, si—repitió Sunghoon, pero con la diferencia de que no estaba viendo lo que el menor le señalaba, sino que lo estaba viendo a él, sintiendo sus manos cosquillear ante el tacto de ambas manos entrelazadas.

Sunoo lo miró y se dio cuenta de que lo estaba viendo, se sintió avergonzado porque quizás pensaba que era un niño raro que se emocionaba con cosas simples.

—Lo siento, te he estado arrastrando a todos lados y no has decidido tú hacía donde quieres ir.

—Voy hacía donde tú quieras, no te preocupes—sonó cálido, como si estuviera bajo el efecto de algún tranquilizante.

El menor lo miró con sospecha, nunca actuaba de esa manera, por lo menos no con él, pero no iba decirle nada, no se arriesgaría a que sacará su lado gruñón de nuevo, ese Sunghoon le gustaba un poquito más.

Pasó alrededor de una media hora cuando el estómago de Sunoo empezó a rugir con hambre, echó un vistazo a su alrededor con la esperanza de encontrarse con algún tipo de vendedor de dulces o algo que pudiera comer mientras tanto, pero no encontró nada.

—¿Por qué el puchero?—pregunto Sunghoon al fijarse de su expresión.

—No es nada—negó, ignorando los rugidos de su estómago.

「ᴄᴏᴏᴋɪᴇs」- sᴜɴɢsᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora