20

971 193 22
                                    

Jennie quería hablar con ella y tenía la ligera sospecha de saber cuál sería el tema de conversación, quizás por eso Jennie se oía tan decaída cuando la llamó. Lisa no quería crear teorías ni pensar en situaciones extrañas, menos gastar el tiempo en escenarios improbables. Jennie quería hablar, iban a hablar y solo hablar. ¿Por qué algo en ella le decía que era más que solo una platica? Su cabeza trabajaba demasiado mientras trotaba hacia el parque, no quería hacerla esperar.

Miró a su alrededor, no había rastro alguno de Jennie. Supuso que debía esperar un poco más y eso le daría tiempo para prepararse mentalmente en cuanto a su charla con la pelinegra. Estaba nerviosa, no podía negarlo. No sabía cómo comenzaría o iría la conversación con Jennie, ni cómo podría reaccionar. ¿Debía decirle sobre Sana? Si, sería lo mejor. Pero debía meter el tema de forma delicada.

– Hola, lamentó la tardanza – dijo Jennie a metros de ella.

– Encontré a mi alma gemela – soltó Manoban apenas vio a la pelinegra. La vio fruncir el ceño por la noticia, dejando caer la mochila y sentándose en la primera banca que tuvieron cerca –. Lo siento, no tenía planeado-

– Está bien, tarde o temprano la encontrarías ¿O me equivoco? – Jennie se rió, sacudiendo la cabeza de manera leve –. Bueno, felicidades.

– Mhm... ¿Gracias?

– ¿Ella te gusta?

– Apenas la conocí hoy.

– ¿Yo te gusto?

¿Que debía responder a eso? Luego de todo lo qué pasó con Jennie, ¿Qué sentía? Ya no estaba confundida, ni siquiera le molestaba la presencia de Kim, incluso le permitía (en ocasiones) invadir su espacio personal. Pero la duda seguía en ella, ¿Sentía algo por Jennie Kim? ¿Si? ¿No? ¿Tal vez?

Lisa dejó de pensar, no quería perder más tiempo y Jennie parecía distraída observando el anaranjado cielo. Su mano derecha fue hacia el mentón de la pelinegra, girando suavemente su cabeza para poder besarla. Sintió la sorpresa de Jennie por aquella acción, como la pelinegra parecía no estar entendiendo que estaba pasando. Pero fueron segundos, luego de relajo. Jennie se acomodó de tal forma que pudiera acunar el rostro de Lisa, sin desear romper aquel beso.

¡La estaba besando! Lalisa Manoban la estaba besando y no fue por causa de algún reto, apuesta o porque ella la obligó. Todo lo hizo la pelirroja.

Lisa fue la primera en separarse, colocando sus manos en los hombros de Jennie para alejarla lo suficiente. Ninguna se miraba, sus mejillas estaban rojas y no sabían que decir. El incómodo silencio las envolvió, largo y aburrido. ¿Qué se suponía que pasaría ahora?

— Me besaste – balbuceó Jennie, su mirada azul recayó sobre Lisa que parecía seguir pensando en lo sucedido –. ¡Me besaste!

– Lo sé, lo sé.

– ¿Por qué? – preguntó Kim –. No, espera. ¿Estuvo bien? Fue mi primera vez, o sea no de forma sexual sino besando a-

– No sé.

– ¿No estuvo bien?

Lisa comenzó a sacudir la cabeza de manera negativa y Jennie no estaba entendiendo nada. Enarcó una ceja e inclinó un poco la cabeza, sin dejar de mirarla.

– Entonces, ¿Si estuvo bien?

– ¡Claro! Estuvo perfecto, pero no tengo idea porque lo hice – se explicó Manoban, se limpió las manos en su pantalón y miró a la pelinegra unos segundos –. Creo que me gustas.

What did you say? | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora