1.- El Nuevo

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Caminaba por los pasillos de la universidad con tanta tranquilidad, como si la gente no lo estuviera viendo con asombro y hasta miedo.

Tenía un porte alto y hasta elegante, los ignoraba a todos olímpicamente mientras se dirigía al salón que indicaba su mapa de alumno nuevo a apenas 3 meses de haber iniciado el año.

La gente murmuraba cosas sin importarle que aquel chico de sudadera azul pasara al lado de ellos, estaban demasiado confundidos creyendo que se trataba de aquel chico extrovertido, alegre y divertido, pero no, este tipo era alguien diferente. No lo podían entender.

Eran como las vecinas chismosas cuando se enteraban de alguna noticia, lo comentaban con todos hasta que era conocido por el barrio entero.

Ese barrio era la universidad y las vecinas eran los alumnos.

El chico nuevo llegó a su salón, pero por si acaso volvió a revisar el mapa para asegurarse de que no se encontraba mal ubicado.

Aunque eso sí, los alumnos que seguían fuera por tener hora libre o porque sus clases aún no iniciaban no se callaron con los murmullos, los ojos de unos estaban abiertos como platos, los teléfonos de otros le tomaban fotos como si se tratara de una celebridad y unos últimos trataban de buscar a cierto chico para darle la noticia.

El nuevo tocó la puerta del salón y un simple "pase" de parte del docente dentro lo hizo meterse como Pedro por su casa.

El maestro estaba por darle la bienvenida cuando lo vió bien, se asustó tanto que tiró el libro de historia en sus manos al suelo, terminando en el silencio de los alumnos gracias al ruido sordo y seco que causó.

Miraron hacia la puerta y ahí observaron con detalle el rostro de él, sus ojos, su piel, su cabello, sus labios, su cuerpo, su ropa, prácticamente todo su ser y presencia escénica.

Pero especialmente ese lunar.

No podían creer esto, ¿Era acaso una broma de mal gusto?.

No, ningún maestro permitiría algo así en las instalaciones escolares.

-T-Tú debes ser el nuevo alumno, ¿Verdad? - tartamudeo el profesor ante la atenta mirada del contrario -

-Sí, así es - fue la única respuesta del joven -

-O-Oh, preséntate, bienvenido - el maestro se incorporó y carraspeo tratando de mantener la calma -

Aunque al igual que sus alumnos y casi toda la escuela, eso era imposible. Es como haberte comido el almuerzo de alguien más y fingir que nada pasó, puedes negarlo, pero todo lo que hiciste sigue ahí.

Los murmullos de los pasillos se mudaron al aula y se cambiaron a los cuerpos de los alumnos sentados creyendo que era una alucinación, un sueño, una mala jugada de sus cerebros y nuevamente la idea de una broma se hizo presente.

Pero no, de nuevo, era imposible que fuera una broma.

Y de ser así, no duraría tanto.

El chico se acomodó al centro del salón y los miró a todos con esos ojos profundos que poseía, eran tan dominantes que algunos acabaron con sus murmullos y terminaron incluso un poco aterrados y en shock.

El oro puro, mirando tierra.

-Buenos días, me llamo... -

(Hora del almuerzo)

Todos habían esperado ese momento de encontrar al chico, ya que el almuerzo sería el único tiempo lo suficientemente largo para que ambos se conocieran y asimilen el evidente susto que se llevarían en sus vidas.

Nero ForteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora