5.- Roto

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Habían terminado de almorzar bastante rápido, pues entre tanta plática no se dieron cuenta de que no tenían más comida en sus platos, dejaron la bandeja en la cafetería y se fueron tranquilamente por fin, sin molestias ni nada más que unos pasillos semi vacíos.

Se podía sentir la paz por al menos un rato, sólo oír sus pasos, sus risas y voces lejanas de otras personas metidas en sus propios asuntos.

-Marco, ¿Te gustaría ir al aula de música? Ya sabes, como dijiste que también cantas tengo curiosidad - mencionó muy alegre -

-¿En serio? Si eso quieres, yo encantado - alzó los hombros como si no fuera muy importante y siguió a Miguel al aula, debía memorizar el camino -

Al llegar ahí y no ver a nadie se metieron y cerraron las puertas. Miguel dejó su estuche en una silla mientras que Marco tomaba asiento, ahora que podía ver bien el lugar le parecía agradable y callado. Un perfecto escondite, no tan secreto pero sí poco frecuentado.

El de lunar en el mentón se rascaba el brazo mientras pensaba qué poder cantar, tenía miles y miles de letras rondando por su cabeza justo ahora, era como una rockola andante, aunque por el instrumento debía adaptarse a canciones en acústico o sacar de oído las que no usaban una guitarra.

El sonido del estuche abriéndose lo detuvo de pensar y vió una hermosa guitarra en las manos de su gemelo, la cuál le fue entregada.

-Es toda tuya - exclamó y se sentó a su lado con una muy obvia emoción y brillo en sus ojos -

De la Cruz se dió cuenta de eso y mantuvo su mirada fija en él unos cuantos segundos antes de voltear hacia la guitarra y tronarse los dedos. Admitía no haber podido tocar con todo acerca de la mudanza y ayer desperdició su día viendo la tele, así que esperaba no equivocarse.

Respiró hondo, se acomodó en una buena postura, dirigió sus manos a las cuerdas y comenzó con una melodía que Rivera reconoció de inmediato.

-Cuando estabas junto a mí, nuestra luz era celestial - empezó con una voz suave sin dejar de ver sus manos - ¿Qué más podía pedir? Encontré la felicidad -

El otro estaba impresionado por el de azul, su voz llegaba a ser parecida a la suya, aunque si prestaba atención, había cierta diferencia en su manera de cantar y el sentimiento que le daba.

-Sin aviso nuestro paraíso nos dejó y ahora tu recuerdo me hace sombra al corazón -

"Sus altos son muy buenos" pensó el de rojo.

-Hoy se cumple un mes que ya no me ves, te fuiste nada más, quisiste renunciar a quererme y cómo dueles -

Marco cerró los ojos sintiendo la letra de la canción que podía tener mil interpretaciones para la gente.

-Mientras pienso en ti y en lo que perdí, quisiera evitar haberme permitido amarte para perderte y me dueles, cómo dueles -

Miguelito parecía estar atento por el sentimiento de por medio en esa canción, realmente estaba sintiendo todo, era una gran interpretación digna de un concurso pues aquella voz tan limpia era bastante buena y se notaba lo suficientemente entrenado vocalmente.

-Los golpes en la piel dejan marca y después se van, se van, se van, se van pero me rompiste en dos y no encuentro reparación -

Marco miraba ahora al frente y cerrando los ojos de vez en cuando, visualizando lo sucedido en su vida. Algo que no había superado del todo y quizás jamás lo haría.

-Sin aviso nuestro paraíso nos dejó y ahora tu recuerdo me hace sombra al corazón, hoy se cumple un mes que ya no me ves, te fuiste nada más, quisiste renunciar a quererme y cómo dueles. Mientras pienso en ti y en lo que perdí, quisiera evitar haberme permitido amarte para perderte -

Nero ForteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora