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— ¡Estoy aburrida!
— Masami, ¿Me enseñas Español?
— A ver di "Muérete puto"
— Muer.... Mu... Muérete.... Puto.
— Nada mal para un principiante.
— ¿Me compras un diccionario? — Preguntó.
— En mi próximo pago. — Le sonreí.
Ciertamente me alegraba que Shigaraki agarrara más confianza, una parte esencial para ser alguien.
— Bien, iré de salida, si algo pasa me llamas.
Shigaraki asintió.
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— Hola.
Saludé a Aizawa mientras me sentaba a su lado, vaya que era puntual.
— Hola. — Saludó.
En silencio, acaricié la cabecita del mismo minino de la vez anterior, al parecer Aizawa le había traído de comer, se le veía contento.
— Me preguntaba, ¿Dónde vives? ¿Tus padres no te regañan?
— Mis padres murieron. La calle es mi hogar, Aizawa. — Respondí tranquila.
— Eso es malo. — Pausó levemente, entregándome al felino.
Acomodé al gatito en mi regazo, brindándole caricias suaves, recibiendo ronroneos como respuestas.
— Podrías ingresar a la U.A, podría ayudarte. — Me observó.
Si tan solo supiera. Sonreí con nostalgia.
— No, Aizawa, estoy bien así.
— Pero.
— No insistas, sé lo que hago, sé cuidarme. — Corté.
Pasamos la mayoría de la tarde jugando con el gatito y claro, conversando de nosotros, la verdad, era agradable, aunque sentía culpa, sabía que en algún momento se enteraría de que era villana y seguro me entrega a la policía sin piedad.
— Espera aquí.
La petición del azabache me dejó perpleja, ¿Dónde iba?, esperé curiosamente mientras me distraía con el minino, pronto apareció Aizawa con dos helados, recibí el que me extendió.
— Muchas gracias, Aizawa. — Le sonreí levemente.
Volvió a sentarse a mi lado, lamí de mi helado, saboreando, estaba delicioso, apoyé la cabeza sobre el hombro del mayor y continué lamiendo mi helado.
— Si te duermes te dejo aquí. — Advirtió Aizawa, podía sentir su cuerpo medio tenso.
— Como si eso me preocupara, se que no me dejarás sola. — Sonreí levemente.
— ¿Cómo estás tan segura? — Preguntó.
— Porque es lo que un héroe hace, proteger a la sociedad, en este caso, se que me protegerás ¿O me equivoco?
— Niña lista.
Sonreí de lado, atiné, sin duda, todos los héroes no son iguales.
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— Ya estoy aquí.
— ¿Cómo te fue en la cita? — Preguntó Aizawa.
— Shigaraki, no fue cita. — suspiré, sentándome en el gran sofá que había.
— Llámame Tomura.
— Lo pensaré.
Este se me acercó y se sentó a mi lado, apoyando su cabeza en mi hombro, aproveché por acariciar suavemente su cabello.
— Por cierto, ¿Dónde está Kurogiri?
— Con el jefe, verificando su estado.
— Tengo hambre.
— Pronto llegará. ¿Te cocino?
— Quemarás la cocina.
— Me ofende pero si.
Reí divertida ante la situación, esta nueva faceta de él me encantaba. 30 minutos más tarde apareció Kurogiri e hizo la cena mientras nos pusimos a ver televisión, me quedé viendo un canal donde aparecían los héroes, luego se anunció la destrucción de la organización conocida, estaba satisfecha con el resulta, observé a mi lado y vi a Shigaraki igual de satisfecho.
Nos sentamos para cenar, Kurogiri era bastante bueno, su comida era más que deliciosa, sin esperar empecé a comer.
— Por cierto ¿Cómo va el progreso de Shigaraki? — Preguntó.
— Sabe usar su Kosei, pero, apesta en el combate cuerpo a cuerpo. — respondí.
— Estoy ofendido, Masami.
— No te preocupes, Kurogiri, solo dile al jefe que le entrenaré.
