Ethan Murray estaba sentado a escasos 10 metros de mí. No quería llamar su atención, todavía no. Así que permanecí sentada en un lugar, donde podía estudiarlo sin que se diera cuenta. Seguía siendo guapo, eso no podía negarlo. Rubio, ojos azules, aunque había perdido parte de la esbeltez adolescente del capitán del equipo de remo. Estaba claro que ahora prefería la vida de ejecutivo. Allí estaba, bebiendo cerveza de importación, en uno de los muchos pubs de ejecutivos de alto estanding. Llevaba un traje caro, reloj de edición limitada… todo en él gritaba elitismo. Estaba con un grupo de compañeros, o clientes, no lo tenía muy claro. Y parecía estar muy a gusto, derrochando su carisma y don de gentes. Pero yo sabía que sin su dinero, sin el respaldo del bufete de su padre, no era nada, no tenía nada. Su reputación…no la había adquirido, tan solo vivía de los remanentes de su adolescencia. En la universidad no obtuvo un gran resultado académico, aunque se lo pasó muy bien. Dentro del bufete, su padre había sido listo. No tenía mucho talento para el litigio en los tribunales, pero si era bueno redactando y negociando contratos. Su nombre salía cuando se hablaba de fichajes importantes.
En cuanto a las otras dos perras; a Pam la vida se encargó de ponerla en su sitio. Un universitario la dejó preñada, y la repudió junto con su hijo. Lo último que se sabía de ella era que abortó y desapareció del país. En cuanto a Scarlett, acababa de entrar por la puerta en aquel momento. Si, ya lo sabía, una cazadora nunca perseguiría a un hombre domesticado. Había llamado a Emma para consultarlo. Y me había sorprendido su respuesta. Lo que iba a hacer era dar un escarmiento a ese cretino, no cazarle, así que tenía carta blanca. Además, si había algo peor, para una cazadora, que un cretino, era una mujer que humillaba a las de su propio sexo. Machacaría a aquellos dos.
Eran novios, o algo así. Ella creía que había algo serio, pero él no lo consideraba así. Para él, era una relación semi abierta. Si, la presentaba como su novia, pero no le importaba cepillarse a otras. Y ella lo consentía, porque sabía que las demás desaparecían después de uno o varios revolcones. Ella siempre permanecía, él siempre volvía a ella. Al final, acabarían teniendo un matrimonio de cara a la galería, pero eso a mí no me importaba. Tan sólo tenía un objetivo, y lo llevaría a cabo. Pero no hoy. Mañana tenía un día muy duro por delante. Tenía una rodilla que devolver al duro mundo del rugby profesional. Aunque… podía dejar una semillita en la agitada cabeza de aquel cretino. Me puse en pié y me enderecé. Sabía lo que tenía que hacer.
Caminé con sensual indiferencia de camino a la salida del local, mostrando la seguridad y distancia de quien se sabe superior al resto. Como lo haría una supermodelo, entre un grupo de jovencitos adolescentes. Cuando pasé a su lado, deslicé levemente mi mirada sobre él. Sabía que me tenía su atención, desde el momento en que aparecí en su campo visual. Miré directamente a sus ojos durante apenas tres segundos, sin alterar mi paso, sin ningún otro gesto de denotara mi interés en él o cualquier otro. Fue alfo sutil, y el cretino cayó. Pude advertirlo cuando su cabeza se giró para seguirme. Escuché el tono irritado en la voz de Scarlett cuando reclamó su atención de nuevo. ¡Sí!, en aquel instante supe que les había metido un gol por la escuadra. Ethan había visto el cebo, y Scarlett lo había presenciado. Me moría por llevar a cabo el segundo paso, pero sabía que aquel no era el momento. Tenía que distanciar su siguiente encuentro, hacer que volviese a ser casual, hacer que fuera más directo y sobre todo, dejarle patente que podía haber una atracción mutua físicamente, pero que no llegaría a más si no se lo curraba.
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Una nueva cazadora
RomanceLa venganza puede ser un objetivo, pero nunca será un final. Elsa vio en la venganza una salida a su resentimiento, acabar con aquellos que se llevaron la vida de su mejor amiga. Pero el destino es caprichoso, y pone en tu camino lo que no estás bus...