Capítulo 12

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-           Ten cuidado.-

-           He vivido fuera de casa más de tres años, podré arreglármelas.-

-           No me refiero a eso, y lo sabes.-

Philip inclinó la cabeza hacia Ethan. Sabía quién era el cretino. ¿Sospecharía lo que tenía en mente para él, o solo intentaba de prevenirme sobre aquel despreciable?. No estaba segura. Tan sólo podía ver la preocupación en sus ojos. No le gustaba aquel tipo, ni la historia que ambos conocíamos sobre él y Eli. Sólo pude ofrecerle mi sonrisa, no podía revelar mi juego, ni siquiera a él. No hasta que estuviese todo hecho.

Podía sentir la mirada de Ethan sobre mí mientras abrazaba a Philip. Las despedidas en los aeropuertos siempre eran emotivas, aunque yo ya me había acostumbrado a ellas. Adam estaba triste, quizás demasiado triste. Podía pensar que era porque iba a abandonar su hogar, su país natal, sus amigos, su familia, toda la vida que conocía hasta el momento. Creo que solamente él y yo sabíamos realmente porqué, y tenía toda la certeza de que sabía cual sería la única tabla a la que podía agarrarse para seguir a flote emocionalmente; yo, y el trabajo al que amaba y al que iba entregarse por completo.

Cuando me giré hacia las puertas de embarque, me crucé con la mirada escrutadora de Ethan. Sabía que había negociado duro, para que yo acompañara a Adam en condición de fisioterapeuta particular, con un sueldo que compensaría los ingresos que había alcanzado hasta el momento. Y tenía la certeza de que pensaba que teníamos un idilio que nos negábamos a airear abiertamente. Lo tenía todo a mi favor. Estaba intrigado con respecto a nosotros, a nuestra relación, y sobre todo, le tenía fascinado. Había jugado bien mis cartas. Ahora no solo pensaba que era hermosa, sino fascinante. Había probado lo que podía ofrecer con un simple contacto, estaba segura que mi veneno había empezado a circular por su sangre. Un empujoncito más, y caería al pozo del que no podría salir.

Cuando nos sentamos en nuestro lugar, noté que me habían dado la ventanilla de los tres asientos consecutivos. Adam soltó el aire pesadamente cuando el avión comenzó a deslizarse por la pista. Sabía que era duro para él. Así que agarré su mano y la apreté con fuerza. Él me sonrió y me devolvió el apretón. Estábamos juntos en esta aventura. Advertí la mirada encubierta de Ethan ante aquel gesto, si, aquellas manifestaciones cariñosas lo tenían completamente descolocado, no sabía cuál era mi juego, y eso me regocijaba por dentro, y  notaba como a él le ponía. Creía que la novia de un tipo como Adam estaba también jugando con él, y eso le encantaba, por muchos motivos. Saber que una maciza lo buscaba sexualmente, que no solo competía con Adam: un hombre muy atractivo, con bastante dinero gracias al nuevo contrato y su proyección de futuro, y famoso, sino que podía arrebatarle a su chica. Ah, la atracción de lo prohibido. Saber que se la estaba robando, era un balón de helio que inflaba y elevaba su ego hasta la estratosfera. Advertí su sonrisa interna durante todo el viaje a Australia.

Ah, Australia. No pude evitar sonreír cuando sobrevolamos la barrera de coral, me moría por poner los pies en la arena caliente de aquellas playas.

-           Yo también.-

Dijo Adam. ¿Había pensado en voz alta?, seguro que sí. Sentí el escalofrío recorrer mi cuerpo. No debía de tener aquellos descuidos, porque lo que pensaba no debía de decirse en alto.

-           ¿Qué te parece?. ¿Podíamos ir a la playa y pasar la tarde después de firmar el contrato y pasar el reconocimiento físico?. –

-           Ummm, sabes cómo seducir a una mujer.-

-           Eres fácil.-

-           Playa, un helado y ronronearé como una gatita.-

Adam soltó una risotada.

Una nueva cazadoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora