Cuatro meses después...
Adam entró en la casa dando un portazo, sus ojos estaban brillantes, y su corazón daba saltitos de alegría. En sus manos, un pequeño papel, con sombras negras y grises.
- ¿Qué traes ahí?.-
- Es una niña. Nuestro bebé es una niña.-
- Entonces tendrás que comprarle los pijamitas de color rosa.-
- No me tientes. Llevo mirando catálogos de cunas por internet hace dos meses. Estoy mordiéndome los dedos cada vez que me siento delante del ordenador.-
- No eres el único.-
- Lo sé. Ah, tenemos boda.-
- ¿Qué?.-
- No os asustéis. Se casa un compañero del equipo, y nos ha invitado a todos. Será dentro de un mes. Así que ve buscando un vestido bonito.-
- Del regalo me encargo yo.-
- Me dais miedo los dos.-
Elsa se asombraba cada día de la compenetración de aquellos dos hombres. ¿Cómo habían tardado tanto tiempo en darse cuenta de que eran el uno para el otro?.
Chris amarró la toalla a su cadera, y caminó de nuevo al vestuario. Cuando pasó junto a Adam, notó que se le había caído algo. Se agachó a recogerlo, y descubrió la ecografía.
- Se te ha caído esto.-
- Ah, sí. Gracias.-
Chris sabía que no debía preguntar, pero se quedó quieto frente a él, esperando. Adam comprendió.
- Voy a ser padre.-
- Enhorabuena. Es una gran noticia.-
- Me harías el favor de no decirlo. Quiero mantener el secreto un tiempo más.-
- No diré nada, tranquilo.-
Chris caminó a su taquilla, y se volvió a mirar a Adam. El hombre estaba radiante, se notaba que la noticia le hacía muy feliz. No pudo evitar sentir una punzada de celos. Tendrían un hijo... ¿sería fuerte y grande como su padre, o sería una niña tan bonita y fascinante como su madre?. Si salía lo último, tendría que ponerse firme, porque tendría a toda la sección masculina de aquella ciudad detrás de ella. Pero el cabrón se lo merecía, era un buen tío. Si alguien se merecía ser feliz y tener a una mujer a su lado como Elsa, esa era Adam. Era un buen chico, un auténtico boy Scout. No trasnochaba, no frecuentaba discotecas, sus salidas casi se limitaban a los eventos publicitarios, que como a él, le indicaba su agente. Bueno, ahora tendría que quitar de su escritorio aquel calendario benéfico que había conseguido por internet. No estaba bien, tener a la mujer embarazada de un compañero, mostrando su escultural cuerpo metido en un pequeño biquini, para que fantaseara cada noche. Tendría que meterlo en un cajón, y quitarlo del tapiz de su ordenador. Pronto les convocarían para las fotos del nuevo calendario benéfico. Se moría por ver el que preparaban para los fans masculinos. Siempre escogían a chicas que estaban de actualidad, y que eran calientes a rabiar. Seguramente le habrían hecho una propuesta a Elsa, pero la habría rechazado. Si no recordaba mal, su embarazo estaría ya avanzado y se notaría considerablemente en las fechas que harían las fotos. Una lástima, no sería el único en querer comprar ese calendario si ella salía en él.
ESTÁS LEYENDO
Una nueva cazadora
RomanceLa venganza puede ser un objetivo, pero nunca será un final. Elsa vio en la venganza una salida a su resentimiento, acabar con aquellos que se llevaron la vida de su mejor amiga. Pero el destino es caprichoso, y pone en tu camino lo que no estás bus...