Capítulos 36 y 37

2.3K 99 14
                                    

36. Feliz cumpleaños.

Si Lucas no para un poco voy a terminar pidiéndole que se vaya, y en realidad no deseo eso, no quiero que me deje sola, pero esta actitud sobreprotectora es enfermiza; me arrepiento tanto de haberle contado lo que sucedió el otro día en el trabajo con las luces y el teléfono; tal es su recelo actual para con todo lo que me rodea, que ni siquiera me permite atender el teléfono y ni que hablar de asomar la nariz a la calle, va a todos lados conmigo, cuando no dejo que me lleve al trabajo, me sigue de cerca en su automóvil cual espía secreto. No le he dicho que sé lo que hace, se pone hecho una furia cada vez que le digo que no es necesario que esté pensando en mi seguridad las veinticuatro horas del día; sé que mis protestas lo hieren, lo que hace es de buena intención, porque me quiere, porque le importo, pero temo más no sobrevivir a su cariño, a sus expectativas, que a un ataque demoníaco. Por otra parte…debo ser sincera, he cavilado la posibilidad de que el llamado fuese de Vicente y sé perfectamente bien que si él vuelve a llamar y Lucas lo atiende, no dirá una sola palabra, también tengo la sensación de que jamás se acercaría a mí con él rondándome, eso hace que experimente una dualidad de sentimientos encontrados sin poder decantarme por ninguno. Más de una vez en estos días me he preguntado qué pesará Vicente de que Lucas se haya mudado conmigo, le importará, estará celoso o le dará lo mismo.

Todos mis pensamientos recaen en él; él es el fin de de cada una de mis cavilaciones, siempre regreso a él, piense lo que piense, suceda lo que suceda…¿lo sabrá él, le importará? Por momentos tengo la sensación de que siente tanta falta de mí como yo de él, por momentos me lo imagino en alguna playa paradisíaca o en una bella y romántica ciudad -no sé, quizá París-, en compañía de una mujer del porte de esa modelo de pasarela, de cabello, cuerpo y cutis impecable, la personificación de la perfección femenina con la que yo me lo imaginaba relacionado la primera vez que lo vi, solo que ahora, con el pasar del tiempo y de las experiencias, esa mujer había adoptado una identidad y un nombre específico: Eva, una mujer demonio a su altura, una mujer demonio que no lo aburriría, que no le parecería imperfecta ni débil como se lo parecía yo, según me dijo la noche en que me dejó.

Cuando lo visualizaba con ella, abrazado a ella, se me revolvía el estomago, se me encogía el corazón y me costaba respirar. En esos momentos no me quedaba más que rendirme a la vileza de mi maldito cerebro que me torturaba a expensas de su propia salud. Lo había intentado, sin embargo no importaba cuanto luchara contra esas imágenes, no se iban hasta que querían, de modo que procuraba pasar el momento de dolor con la mayor calma posible, supongo que la mayor parte del tiempo, por fuera debo parecer una fuente de aguas calmas (al menos eso intento aparentar cuando estoy acompañada), pero por dentro soy un desastre, el fondo de mi fuente está cubierto de mugre en pleno proceso de putrefacción, las aguas que lo cubren son turbias y huelen mal, hay bichos muertos aquí, hay larvas y soy un caldo de cultivo para enfermedades. Mis aguas no son aptas para el consumo humano y me extraña que todavía no me haya contaminado a mi misma. A esta altura ya debía estar sino muerta, al menos, muy enferma, pero no, aquí estoy, es el día de mi vigésimo cuarto cumpleaños y me niego a abrir los ojos. No quiero vivir este día, no tengo nada que festejar, sé que Lucas está tramando algo, una suerte de fiesta sorpresa, creo. Ha estado muy sospechoso -además de fastidioso- desde hace dos días.

El miércoles en la noche, llegó de casa de mi madre poco después de que llegase yo del trabajo -por cierto, en ningún momento le creí que viniese directo de allí, creo haberlo visto por mi espejo retrovisor, siguiéndome de camino del trabajo- con cara de estar ocultando algo. Detecté cierta picardía en su mirada y se pasó toda la cena con los labios al borde de una sonrisa, cuando en realidad no había motivos para sonreír, yo estaba de un humor tétrico y silencioso y apenas si pronuncié palabra.

"Purgatorio" (segunda parte de "Todos mis demonios".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora