Las estrellas

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-¿Ahora sí quieres ver las estrellas?

Después de besarse un buen rato Samuel había sido consciente de que los guardias seguían allí. Algunos vinieron a preguntar a Xavier si podían guardar los telescopios el día siguiente, ya que eran muy pesados y él respondió indiferente que sí.

Pero Samuel realmente esperaba usarlos. Solo lo había detenido la presencia de la gente así que al retirarse el último guardia, se acercó al telescopio de la izquierda para apreciar un poco de lo que se había perdido durante el evento.

-¿Ahora sí quieres ver las estrellas? - le dijo Xavier acercándose por detrás y dándole un beso en el cuello.

Samuel sintió escalofríos por todo su cuerpo y sonrió sin que X pudiera verlo.

-Es un poco de lo que me perdí por estarte viendo. -dijo en un tono divertido.

-Valió la pena - le respondió X sujetándolo por atrás, separándolo del telescopio para tener otro beso del chico que tanto le gustaba.

No había sentido nunca antes eso por nadie, así que realmente estaba dejando que todo fluyera y en ese momento no quería nada más que besar a Samuel. Que lo bese a él en realidad. Quería dejarse llevar por este chico al que le llevaba una cabeza y, creía también, unos dos cm de inteligencia.
Pero no le importaba que no fuera un científico loco como él. Nunca había esperado enamorarse y ahora lo único que le hacía falta era este chico bajito que alguna vez se había caído delante de la puerta de su laboratorio.

Mientras se besaban, Xavier pensaba en todo ello, cuando Sam se separó riendo.

-¿En qué piensas?

-¿Cómo sabes que estoy pensando en algo? -respondió nervioso.

-Tranquilo. Sé que estás pensando en mí. -dijo riendo. -Pero me gustaría que dejaras de pensar y que me besaras hasta el fondo.

————
Sam's POV
Los días siguientes fueron un poco más normales de lo que hubiera esperado. Xavier y yo no pudimos vernos mucho porque había una feria estatal que hizo que cerraran la universidad unos días y mi familia usó eso de excusa para viajar juntos.

No pude negarme porque, a pesar de querer pasar más tiempo con Xavier y contarle todo a Leyla, hace tiempo no veía a mi madre y le debía todo lo que había logrado hasta el momento, así que debía ir.

Los días de viaje pasaron lentos, pero no me quejo. Al regresar, ya había abierto de nuevo la uni y con ello las clases. Hubo veces en que miré a Xavier de lejos por el pasillo antes de entrar a clases. Nos dábamos miradas furtivas de lejos, pero no podíamos hacer más por lo pronto.

Hasta que un día, me jaló del brazo mientras abría mi casillero.

-¡Hey! - grité de sorpresa
-¿Eso es lo primero que me dirás después de no vernos como dos semanas?
-Fue solo una - dije riendo. Me gustaba verlo porque, a pesar de habernos besado aún no sentía que conocía mucho de él. Me daba curiosidad cada vez que lo veía y eso decía mucho porque no siempre me llamaban la atención otras personas más que Leyla y amigos contados.
-¿Fue solo una? Pareció un siglo de aburrimiento- dijo con desdén y una mueca que me causó gracia
-¿Tanto te aburres sin mí? Puedes decir que me extrañaste, ¿sabes? No tienes que inventar eso de qué pasó un siglo

Lo miré de reojo porque sabía el efecto que tendrían mis palabras, pero no me esperaba su reacción. Me jaló nuevamente del brazo pero ahora me llevó hacia el otro pasillo y entramos a una puerta donde guardaba las cosas el conserje.

-¿Por qué me traes aquí? - le dije
-Para hacer esto

Y me besó.

No nos habíamos besado ni visto casi desde hace días y aún así sentía que esta era la continuación del otro beso. Por más que así fuera, este beso se sentía distinto. Era mucho más suave y calmado, como queriendo decirme algo y no solo por besarme. Duró muy poco y me dio oportunidad de mirarlo a los ojos. Se le veía diferente, su mirada estaba hacia abajo.

- Eh, ¿qué pasó?
- Me da mucha vergüenza decir esto
- ¿Qué cosa?
- No sé cómo decir estas cosas porque realmente nunca he expresado algo así antes, pero yo mmm... creo que tú mmm... yo... yo creo que tú

Me reí por lo mucho que tartamudeaba y entonces me vio a los ojos. A penas me vio empezó a reír también.

- Ey, estoy tratando de decirte algo importante y no puedo creer que me cueste tanto.
- ¿Qué quieres decirme?
- Que me gustas

Mis ojos se abrieron como platos porque, aunque lo sabía, era diferente oírlo a él decir algo así.

-¿Qué yo qué? -pregunté porque quería que lo repitiera
-No lo diré de nuevo, me escuchaste muy bien a la primera
-No escuché nada, creo que me distraje -dije como jugando
-Que me gustas Sam, me gustas mucho

Y lo besé.

Lo besé ahora sí con muchísimas ganas. Este no era un beso suave como el que nos acabábamos de dar, sino más como el primero que nos dimos bajo la luna.
Mientras nos besábamos, sentí que una de sus manos se posó en una de las mías y empezó a acariciar mis nudillos. Lo acerqué más a mí y sentí su respiración caliente en mi boca. Mientras pasaba mi lengua por uno de sus labios, sentí que usaba su mano libre para empujarme lentamente.

Él me arrumó a mí esta vez contra la pared de atrás. No había mucho espacio porque todo estaba lleno de escobas y trapos desparramados, así que su movimiento brusco hizo que se cayeran algunas cosas. Uno de los baldes chocó con su pierna y lo hizo avanzar.

Al estar tan cerca y besándonos, me dio un poco de temor. Nunca había estado tan prendido con un chico y mucho menos con sus bolas tan cerca de las mías por más de que tuviéramos pantalones, en esos momentos podría jurar que la tela no hacía diferencia. Su cercanía me estaba agitando demasiado y él también se notaba así. Era muy rápido para algo más así que me separé bruscamente y lo vi a los ojos.

Él me vio como si esperara una respuesta y recordé que no le había respondido.

-También me gustas, idiota. - Le dije con una sonrisa.
El me devolvió también una y salimos de aquel lugar para ir a nuestras clases que habían comenzado ya hace más de 10 minutos.

No había nadie en los pasillos, así que no me soltó la mano hasta que llegamos a mi casillero y me la apretó antes de soltarme para irse. Realmente no sabía si era necesario que guardáramos esto en secreto como lo estábamos haciendo. No sabía si él lo hacía por mí, creyendo que yo no quería que nos vieran o si lo hacía porque él aún no salía del clóset, pero realmente en ese momento a mí no me importaba nada. Si nos veían o no, me daba igual. Yo solo quería que nos veamos un poco más.

—.—.—

De camino a casa después de las clases, pasé por el laboratorio para ver si daba con él, pero estaba con llave. No había nadie dentro y no tuve más remedio que volver por mi cuenta.

Pensaba en el camino, en lo que había sucedido antes y si realmente quería que pasara algo más. Ni siquiera sabía si el chico azul tenía intenciones de algo más cuando estuvimos donde el conserje, pero lo que sí sabía era que teníamos mucha química y que durante los besos solo me provocaba tenerlo más y más cerca.

Decidí que lo decidiría en el momento, que cuando tuviera que pasar pasaría y así no le dio más vueltas al asunto y siguió su camino. Cuando, de repente, se dio cuenta de que su teléfono no estaba en su bolsillo.

Hey BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora