Capítulo 11

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KARA POV

Como una niña impaciente, deseé que los meses pasaran rápido, porque estaba lista para ser la esposa de Lena Luthor aproximadamente tres minutos después de que me lo propuso. Pero ahora que nuestra boda estaba a dos semanas, desearía que el tiempo pasara más lento para poder disfrutar cada momento.

―Hola, dormilona. ―El colchón se hundió cuando mi mamá se sentó en mi cama pasando los dedos suavemente por mi mejilla.

―Buenos días ―gemí mientras me estiraba.

―Sé que has estado ocupada con las cosas de último minuto de la boda, pero las niñas y yo esperábamos poder robarte un par de horas para ir al spa a hacernos la manicura, la pedicura y un tratamiento facial si hay tiempo. ¿Qué dices?

―Suena fantástico ―le dije. Me senté en la cama tapando el bostezo con una mano.

―Bien. ―Me dio un golpecito en la rodilla―. Muévete. Tienes una hora.

¿Una hora? Tendría que apurarme. Corrí al cuarto de las niñas para tener su ropa lista.

― ¿Qué quieren para desayunar? ―les pregunté mientras buscaba la ropa en los cajones desordenados.

―Rollos de canela ―dijo Alex.

Rubí frunció el ceño.

―Panqueques de chispas de chocolate.

Me levanté y suspiré.

― ¿Huevos?

Ambas asintieron mientras les daba dos vestidos de verano y me apuraba a la cocina. En tiempo récord tuve el sartén en la estufa y los huevos revueltos mientras me lanzaba a la boca trozos de granola junto con un yogurt.

Los rostros alegres, pero aún somnolientos de Alex y Rubí aparecieron en la cocina al mismo tiempo que el de mi madre.

―Aquí tienen ―les dije mientras repartía los huevos en dos platos junto con un puñado de moras.

Mi madre, que ya se había duchado y estaba lista para salir, se sentó al lado de ellas. Le serví un plato de huevos.

―Ya que estás aquí, ¿te importaría echarles el ojo un minuto? Me encantaría tomar una ducha rápida.

―Claro que no. Ve a arreglarte ―me dijo despidiéndome de la cocina.

Un poco después, con mis capris preferidos y una camiseta de Wild Minnesota, me hice una trenza en el cabello húmedo y salí a la cocina.

Las niñas estaban sentadas en la isla y mi mamá estaba muy cerca de ellas, susurrándoles cosas al oído.

Me acerqué por detrás de Alex y Rubí, abarcándolas por la cintura.

― ¿Qué están haciendo? ―grité, asustándolas a muerte. Alex gritó y luego rio tontamente mientras Rubí lloriqueaba.

―Mamaaaaaaaaaaaá, ¿escuchaste nuestro secreto?

―No. ―Me enderecé mirando a mi madre con sospecha―. ¿Qué secreto?

―Nada ―respondió rápidamente―, olvídalo y vámonos.

Nos amontonamos en el auto de mamá y recorrimos los ocho kilómetros hasta Lavender y Lilies, un pequeño y lindo spa.

Era una casa antigua, pero la remodelaron y la convirtieron en un lugar íntimo, relajado, llenos de cuartos para ser mimadas. Una vez que pasamos la puerta, nos saludó una linda chica universitaria sentada en un hermoso escritorio antiguo.

Room For A Little Bit More(Super corp gip) parte 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora