Capítulo 9

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KARA POV

Estaba nerviosa.

No nerviosa en plan espero-llegar-a-tiempo o por-favor-no-dejes-que-este policía-me-pare. Era como entrevista-de-trabajo-que-realmente-quiero, primer-día-en-un-nuevo-colegio, a-punto-de-hacer-mis-exámenes-finales, todo en uno.

Era el final del invierno en Minnesota, las temperaturas pasaban escasamente de cero y se me estaba congelando el culo sentada en un banco de hierro forjado, pero todavía no estaba lista para entrar en la cafetería y ver a mi padre. Pensarías que después de todo este tiempo, sin importar cuales fueron las circunstancias de su abandono, yo estaría excitada de verlo, pero no lo estaba. Estaba aterrada.

¿Qué pasaría si no me gustaba?

¿Qué pasaría si yo no le gustaba a él?

¿Qué pasaría si yo perdía el coraje de preguntarle todo lo que había querido preguntarle los últimos quince años?

¿Sabes cómo lo descubrirás, Kara? Entrando.

No sé si era mi cerebro o mis pies helados, pero algo me obligó a empezar a dar pasos por el cemento y dirigirme hacia la pequeña cafetería. Una campana sobre la puerta sonó mientras yo la abría. Música suave, aire cálido, y el olor del café inundó inmediatamente mis sentidos, haciéndome sentir cómoda y aliviada. Quizás este fuera un gran día después de todo.

Me quité el abrigo sin intención de mirar alrededor de las mesas. No sé por qué, pero quería que él me viera primero. Mientras me movía a cámara lenta para colgar mi abrigo en el gancho detrás la puerta, tomé una honda respiración. Todo cambiará cuando me diera la vuelta. Bueno o malo, será diferente.

Una inspiración profunda y.... gira.

Mis ojos escanearon el restaurante, pero no lo vi. ¿Qué era esa sensación en mi estómago? ¿Decepción? ¿Alivio? No estaba segura, pero algo me estaba pesando como una roca. Un hombre en la esquina del fondo llamó mi atención mientras se ponía de pie y me saludaba.

Él.

Mi estómago saltó otra vez mientras yo sonreía y lo saludaba. Recorrí rápidamente las mesas y sillas, intentando pensar qué le iba a decir. Por suerte, no tuve que pensar demasiado. Él empezó.

―Kara, ¡Wow! Mírate ―presumió mientras me acercaba. Caminando alrededor de la mesa, él alargó sus brazos. No estaba segura si estaba lista para un abrazo, pero ya no había vuelta atrás. Mientras su rasposa mejilla rozaba la mía, el olor de su crema de afeitar me transportó instantáneamente a veinte años atrás, cuando recibía un gran abrazo antes de que me arropara en la cama cada noche. Era increíble como algunas personas olían igual año tras año.

―Estás tan guapa ―dijo mientras me abrazaba fuerte.

―Gracias ―respondí avergonzada. Me separé y dejé mi bolsa en una silla vacía, eligiendo sentarme al otro lado de la mesa.

Se acomodó en su silla y tomó una inhalación tranquilizadora.

―Entonces...

―Entonces ―dije sonriendo educadamente―, fantástico el tiempo que estamos teniendo, ¿eh?

La risa profunda de mi padre hizo eco en la pequeña cafetería, un poco demasiado alta.

―Oh, Kara. Tú siempre fuiste tan bromista.

¿Qué?

No, no lo fui.

Yo nunca bromeé para nada. De hecho, era todo lo contrario. Yo era la niña rara que se hacía la cama cada mañana y me aseguraba de que todos mis peluches estuvieran alineados perfectamente, en orden alfabético, por supuesto. Yo también era la niña rara que traía zanahorias y guisantes al colegio para almorzar cada día.

Room For A Little Bit More(Super corp gip) parte 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora