Habían pasado 3 años desde que DongMin se había ido y aún no sabía a donde, lo único que sabía era que sin importar cuanto tiempo haya pasado, él lo seguía extrañando como el primer día. Sus amigos no pasaron por alto el hecho de que ya no se lo veía tan animado como antes y que por momentos se quedaba mirando a la nada con una mirada perdida, así que un día lo agarraron entre todos y no lo dejaron escapar hasta que les conto todo lo que le pasaba.
—¿Eres estúpido? —pregunto MJ apenas terminó de hablar —No estamos en esas típicas historias donde el protagonista es el chico malo. Si te parecía atractivo ¿Por qué no intentaste acercarte a él de otra forma?
—Quien diría que el orgullo puede ser tan destructivo —comento MinHyuk con la mirada perdida.
—Eso es algo que te enseñan desde pequeño hyung — añadió SanHa mirando con rareza al segundo menor del grupo.
—Con razón todavía no tienes pareja.
Bueno, puede que en el primer momento haya querido golpear a todos, y también a si mismo, pero después se encargaron de animarlo tanto como podían. Había incluso conocido a una chica un año menor que él con la que salio alrededor de 2 meses antes de que ella lo dejara alegando que no podía estar con alguien que no demostraba interés en la relación.
Así que ahí estaba, soltero de nuevo y viendo a las parejas caminar tomadas de la mano por la plaza. Era como si le echaran en cara su soltería.
Tan centrado estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta que se acercaba un perro hasta que el animal lo tiro al suelo. Era bastante grande, le llegaba casi hasta cintura o quizás un poco más. Lo más seguro era que al dueño se la haya escapado.
—¡Tadeo! Ay Dios, lo siento tanto... Yo...
—Esta bien, no pasa nada —aseguro mientras se levantaba.
Al no escuchar respuesta por parte del chico levanto la cabeza y lo que vio lo dejo helado. Ahí, en frente suyo, estaba la persona que creyó nunca más volvería a ver. Su expresión era de sorpresa.
—MoonBin... —susurro —bueno, debo irme. Una vez más, lo siento.
DongMin se dio la vuelta dispuesto a irse, asegurándose de tener bien agarrada la correa de su perro, mas no alcanzo a dar más de dos pasos cuando dos brazos lo rodearon por detrás, podía sentir el menton del menor apoyarse en su hombro.
—¿Qué haces? Suéltame.
—Te extrañe.
—¿Qué?
—Te extrañe muchísimo —aseguro, dejando que las lágrimas retenidas durante 3 años fluyan libremente.
DongMin se quedo quieto en su lugar, sin saber como reaccionar. Cuando volvió después de tanto tiempo se aseguro de jamás encontrarse con el que, en algun momento, había sido el chico que aceleraba su corazón. Ni siquiera fue capaz de contactar a sus amigos por esa misma razón. Sin embargo el destino era caprichoso y justo el mismo día que fue obligado a sacar a pasear a la mascota de su hermano, el perro termino por escapar y termino chocando con un chico en la plaza, que para su desgracia había sido MoonBin. Se esperaba varias cosas de ese encuentro, entre ellas que él simplemente le ignore, pero nada lo preparo para tener al chico abrazándolo con fuerza mientras llora desconsoladamente.
«¿Me extraño? ¿Él? Esto no debe ser real» pensó, cada vez más confundido.
Cuando el llanto por fin se detuvo MoonBin se tomo el atrevimiento de dejar un beso en su mejilla y otro en su cuello, sin poder creer que finalmente lo estaba viendo de nuevo.
—Suéltame.
—Lo siento —se disculpo, aunque aquello no era solo por la escena que había hecho, ese "lo siento" implicaba mucho más.
—¿Por qué haces esto? No quiero volver a pasar por lo mismo, MoonBin. No quiero volver a verte.
Ignorando la punzada que sintió en su pecho al escuchar esas palabras lo agarro por los hombros y lo dio vuelta. Iba a ser sincero, sin importar qué, incluso si después de eso DongMin no quería volver a verlo. Respetaría su decisión.
—Quiero hablar contigo, por favor, después de eso prometo no volver a molestarte.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
No muy convencido, el mayor asintió. Los dos se sentaron en un banco cercano mientras Tadeo jugaba con otro perro.
—Bien ¿Qué tienes que decirme?
MoonBin busco las palabras adecuadas para explicarse correctamente y le conto todo. Le dijo que al inicio había sentido celos porque creía que se estaba robando la atención de sus amigos, pero que después no se había atrevido a confesar aquel acto que consideraba tan infantil, así que para ocultarlo decidió seguir tratandolo de la misma forma. Le conto también que, siempre le había parecido muy atractivo y que no fue hasta después que se fue, que por fin pudo admitir que le gustaba.
Ante toda esa explicación DongMin se limitó a escuchar en silencio, sin atreverse a decir nada, hasta que termino. Estaba entre molesto y aliviado en partes iguales. Porque en primer lugar, el chico que le había gustado no lo odiaba como él creía, pero también estaba molesto, porque lo hizo pasar malos ratos por culpa de su orgullo.
—¿Todavía te gusto? —se animo a preguntar.
—Sí, todavía me gustas.
—Tú... Ya no me gustas... No como antes...
—En parte lo esperaba —admitió, aunque esa afirmación le había dolido muchísimo —no voy a obligarte a que sientas cosas por mi de nuevo pero... Me gustaría que iniciemos bien esta vez, podemos ser ¿Amigos?
El mayor lo dudo un momento, pero sentía que no tenía caso aferrarse a un rencor del pasado. Lo mejor era empezar de nuevo. Con decisión estiró su mano, y cuando MoonBin la agarro, se quedaron unos segundos en esa posición hasta que DongMin se alejo, sin estar acostumbrado a tanta cercanía.
—No te dejes llevar por tu orgullo otra vez, porque te aseguro que no tendrás una segunda oportunidad.
—No lo haré, lo prometo ¿Los chicos ya saben que estás aquí? Ellos van a estar muy felices de verte.
—Aún no se los digo.
—Puedo hacerlo yo...
—No, esta bien, MoonBin...
—Se lo que vas a decir — aseguró — estas preocupado por el hecho de que me gustas ¿Cierto? Pero no debes hacerlo, vamos a estar bien. Yo ya tuve mi oportunidad y la deje pasar, aún así, hay algo que me gustaría hacer sin que me des una cachetada.
—¿Qué es?
—Cierra los ojos.
DongMin lo miro confundido por unos segundos, pero al final termino por obedecer y cerro los ojos. Los labios de MoonBin se juntaron con los suyos, dejándolo solo en un simple roce, hasta que eso no fue suficiente pare él y, con algo de temor a ser rechazado, comenzó a mover sus labios con lentitud, casi como tanteando el terreno. Al darse cuenta que el mayor no tenía planes de alejarlo, coloco ambas manos en su cintura besándolo con más intensidad, deseando transmitirle cuanto lo había extrañado todo ese tiempo y lo mucho que sentía haber sido un imbécil con alguien que no había hecho más que tratarlo bien desde el inicio.
La magia del momento no duro mucho, ya que tuvieron que separarse debido a la falta de aire y que estaban en una plaza pública. Las mejillas de ambos estaban de un fuerte color rojo. Ese había sido su primer y último beso.