Capítulo 5

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Yas no sabía que más hacer en la casa, si lo comparaba con el futuro o con su presente, según como lo enfocara, todo era muy distinto. Aquí la gente disfrutaba de una buena conversación, un paseo a pie, a caballo o incluso en carruaje, una buena lectura de un libro, reuniones con amigos, los niños jugaban entre ellos disfrutando de su infancia y las risas no faltaban, todo sin la interferencia del móvil del cual nadie parecía poder separarse en su época e incluso últimamente nacían con uno debajo del brazo. Sin embargo, ser duquesa le impedía participar en las labores del hogar, no podía cocinar, no podía limpiar, no podía recoger...los sirvientes, el ama de llaves y el mayordomo se llevaron las manos a la cabeza cuando la vieron hacer la cama. A la cocinera casi le da un sincope cuando entró en las cocinas dispuesta a hornear o cocinar la comida que comerían. Se aburría. Mucho.

Héctor tampoco podía ayudar ya que no lo había visto desde que regresaron de la fiesta. ¿Qué le pasaba? Era ella quién lo odiaba, no al revés. La evitaba. Cada vez que se encontraban en el pasillo, huía con el rabo entre las piernas. Tendría que estar contenta con esta nueva actitud que había adoptado, pero no ayudaba en nada a su misión. Se suponía que estaban casados y más bien lo que aparentaban era indiferencia. Solo había pasado un día desde la noche del baile y los sirvientes ya se habían dado cuenta de que algo raro estaba ocurriendo entre ellos. No podía tolerarlo. Los descubrirían y todo se iría a pique.

- Jack - le preguntó al mayordomo, un hombre muy serio según su opinión. Casi nunca cambiaba de expresión, siempre con cara de póker y sin ni siquiera mostrar una sonrisa cuando le decías buenos días - ¿sabe dónde está Héctor? 

- Se marchó al club de boxeo, excelencia.

Cierto, había olvidado que había quedado con Eiden. No tenía ganas de leer, el paseo por el jardín se había vuelto monótono y Héctor no estaba para intercambiar opiniones. Debía hacer algo. Sí lo pensaba detenidamente, ella podía hacer lo mismo que Héctor. Investigar. Tenía que investigar y por la noche poner en común los hechos. No tenían que estar juntos para poder averiguar algo después de todo, y, a decir verdad, le vendría bien estar separada de él. Tras el encuentro en el jardín sus pensamientos no habían hecho sino regresar al lugar, al momento. No le había dado permiso para volver a llamarla Yas, es más contra más la llamase Yasmine más se marcaba el límite entre ellos. Pero, esa mirada, esa voz ronca, ese deseo en los ojos, su olor, su tacto... ¡AAAAAAAAH! Tenía que parar. Cuando estaban juntos no podía concentrarse, esos ojos color chocolate la seguían hipnotizando por mucho que se autoconvenciese de que lo odiaba. Hablar con él la regresaba atrás en el tiempo, cuando ambos trabajaban juntos, y parecían llevarse bien. Recordaba la mano en la cintura evitando que se lanzase dentro de la biblioteca para parar la escena y al mismo tiempo trasmitía un "ella me pertenece". No. No le pertenecía. Había perdido la oportunidad en el mismo momento que decidió humillarla. Lo odiaba. Del mismo modo que odiaba al noventa por cierto de la gente de su pueblo, del mismo modo que odiaba todos los pensamientos de culpa y repulsión.

- No, Yas - sacudió su cabeza despejando sus pensamientos - no, no te dejes engañar por él, no de nuevo. No dejes que tus pensamientos te nublen, eres mucho más - caminaba en dirección al jardín mientras pensaba la forma de abordar a Vera - recuerda como lo pasaste cuando te perseguían sus burlas y la falta de confianza que tienes en el sexo contrario - suspiró - es cierto que me trató muy bien durante el trabajo, pero solo era ahí, cuando me veía fuera ni siquiera me hablaba, no existía - volvió a suspirar.

- Excelencia - una de las sirvientas la interceptó antes de que llegase a las puertas de cristal - ¿se encuentra bien? - la habían pillado hablando consigo misma.

- Perfectamente - sonrió - a veces me gusta relajarme expresando mis pensamientos en voz alta - la joven asintió y se retiró tras una reverencia. 

Enredos del destino (Destino 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora