2. Paralizado {R}

478 36 18
                                    

Mangel me había convencido de venir a un bar, antes de pasar a una Discoteque, pues esa sería nuestra previa. La verdad es que no estaba muy convencido, pues hace mucho que no escuchaba cosas buenas del "Caraluna", el bar donde nos tomaríamos algo; solía haber karaoke e ir mucha gente, pero con el tiempo fue haciéndose aburrido y monótono.

- Vamos, tío. ¿Por qué te demoras tanto? - preguntó Mangel, acercándose por la puerta del baño 

Me estaba arreglando en el baño, pensando cómo llevar mi gorra. ¿Cuál podía llevar puesta? No me decidía, estaba entre la de color gris, o la verde de Creeper. Solía prepararme así por si encontraba alguna chica con la que pudiera ligar, pero a estas alturas y en ese bar, prefería no esperar mucho. 

- Rubius, vamos a llegar tarde. Los otros ya están abajo - murmuró mi mejor amigo, ahora completamente impaciente 

- ¡Ya, ya! Voy... - grité amurrado, tomando finalmente la gorra gris. 

Apagué la luz y cerré la puerta del baño. Me dirigí a la sala de estar, y recogí mi sudadera negra, y me acerqué a Mangel. 

- ¿Ya está? - me preguntó sorprendido - Pensé que te arreglarías más, ya sabes... 

- Ah, bueno, pero es que me has apresurado. No puedo hacer milagros en 5 minutos. 

Él rio y golpeó amigablemente mi espalda. 

- Vamos a emborracharnos y disfrutar la noche, tío.  

- Sí, claro. En el mejor bar de Madrid. 

Salimos de mi departamento y bajamos al primer piso; no tomó mucho tiempo, pues no vivía en un piso tan alto; al bajar, nos encontramos con Alexby, Cheeto y Elvisa. Nos saludamos y nos fuimos en auto. Elvisa era quien manejaba, pues era el único que poseía licencia para aquello.  

- Rubius, ¿estás bien? - preguntó Alexby 

- La verdad, es que no lo sé - suspiré  

Cheeto rió y me golpeó en el brazó.  

- ¡Pero qué ha pasado! 

Bufé y giré los ojos. La verdad es que ni yo mismo entendía muy bien qué me pasaba. Hace días que me sentía como vacío, como si algo me faltara en la vida. Y no entendía qué, tenía amigos, familia, dinero, y además lo ganaba haciendo lo que más me gustaba. Ligaba casi todos los fines de semana, no era difícil llamar la atención de chicas; muchas me reconocían y eran capaces de todo con tal de pasar la noche conmigo. 

Era un pensamiento bastante frío y manipulador, pero las relaciones no me vienen. Son más aburridas, y monótonas. La última novia que tuve fue toda una loca manipuladora, se volvía loca con el tema de YouTube, y eso que aún no saltaba a la "fama" que tenía.  

- Nada, están locos - respondí poniendo una de mis tantas caras graciosas. 

Eso provocó una risa en ellos, y me bastó para dispersarlos sobre el tema. Seguí mirando por la ventana del auto. Sentía cómo mi mejor amigo me miraba detenidamente por el espejo retrovisor. Suponía que trataba de adivinar qué era lo que me ocurría, y deseaba que tuviera un poco de suerte con ello, ni siquiera yo mismo me entendía. 

Finalmente, después de un recorrido lleno de risas y chistes, llegamos al bar. Los demás se veían bastante animados respecto al bar. Cuando entramos, sentí que era alguna especie de cámara oculta o broma por parte de ellos. 

¡El local estaba completamente vacío! Habría a lo mucho 2 ó 3 mesas ocupadas, más bien parecía funeral o una reunión de ancianos. Miré a Mangel tratando de averiguar si esto era alguna especie de broma. Él se limitó a encoger los hombros.

Dos piezas [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora