15. Enferma {C}

190 11 11
                                    

Han pasado 3 meses desde que me fui. Han pasado 3 meses desde que empecé a ir a un psiquiatra, por tercera vez. Han pasado 3 meses desde que terminé abruptamente mi práctica. Han pasado 3 meses desde que vi por última vez mi propio departamento con vista espectacular de todo el centro de Madrid.

Y han pasado los mismos 3 meses, desde que dejé a quien amaba atrás, en España. 

Rubén. 

- ¿Podrías seguir con la historia, por favor, Calandra?

Parpadeé repetidas veces antes de recordar que estaba en una sesión con Giraldo, mi psiquiatra. Él estaba al tanto de todas las locuras y estupideces que había hecho en un pasado. Mis anteriores especialistas se habían encargado de enviarle mis antecedentes, que por cierto, no eran nada pequeños. 

- Sí, lo siento Giraldo, me he distraído.

- ¿Con qué te has distraído, Calandra?

Sentí cómo mi cuerpo reaccionaba con enojo, cada vez que me llamaban por mi nombre completo. 

- Hoy he recordado, que han pasado 3 meses desde que me fui de España.

- ¿Sigues recordando a Rubén?

Le fulminé con la mirada, pues Giraldo había entendido que Rubén era uno de mis más grandes debilidades y que si no avanzaba de página, me vería condenada a repetir mi historia una y otra vez.

- Por supuesto que le sigo recordando, Giraldo. Lo amo. Y no estoy dispuesta a olvidarle porque sí, y menos aún si mi propio psiquiatra me insta a hacerlo.

Giraldo suspiró rendido y se acomodó las gafas. 

- No te estoy obligando a olvidarlo, Calandra. Pero debes entender que su recuerdo, forma parte de la decisión que tomaste la última vez.

- No es así. No intenté suicidarme por su culpa. 

- ¿Tiene que ver con Ignazzio? - murmuró mientras hacía anotaciones en su pequeña libreta.

Bufé en respuesta. ¿Qué tan complicado era entenderme?

- Así que tu último intento de suicidio, es culpa de Ignazzio - me miró en busca de una confirmación, a lo que yo asentí con mi cabeza - Si no mal recuerdo, Ignazzio es otro recuerdo. Tu último novio. 

- Así es - dije con un poco de nostalgia - murió a causa de un accidente por mi culpa.

- Calandra - sentenció perdiendo un poco la paciencia - no murió por tu culpa. Tienes que entender eso. Aunque lo digas como si fuera una broma, debes dejar de repetirte eso. Si lo sigues haciendo, sólo estarías firmando tu condena. 

Asentí mientras cerraba los ojos. La consulta al psiquiatra hacía de todo menos relajarme, pero al menos mi familia creía que me servía y que me estaba haciendo bien. 

- ¿Sigues en contacto con Rubén?

Mi corazón se aceleraba como loco cada vez que escuchaba su nombre, pues todos los abrazos, todas las discusiones, y todos los besos que nos dimos, se venían a mi cabeza como un bombardeo de memorias. 

- No - susurré mientras cerraba mis ojos, para evitar que lágrimas se formaran en ellos.

- ¿Por qué decidiste alejarte así de él, si dices amarlo?

Suspiré mientras miraba por la ventana. El día estaba nublado, pero no hacía demasiado frío, el invierno estaba terminando, la nieve ya estaba casi toda derretida, mientras algunos brotes de primavera querían salir a respirar un poco de aire nuevo. ¿Cómo hubiera sido el invierno en España?

Dos piezas [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora