CAPÍTULO 6

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Valeria

-Ahora que estamos a punto de llegar cambiame el sitio Carla, tengo que decirle algo a Valeria

Carla le hizo caso y se cambió al asiento individual.

-¿Qué pasa?-Me hizo un gesto con la mano para que me echara para el otro lado del asiento doble para que él también pudiera sentarse

-Quería decirte que…-Hizo una pausa-Que te quiero mucho y lo sabes…

-Lo sé

-Espera que todavía no he acabado de hablar…-Puso un dedo en mi boca mandándome callar-Que ahora vamos para mi casa y están mis padres, así que espero que no te importe que te trate con menos cariño del que te he dado durante esta tarde. Pero cuando no estén ellos podemos estar juntos-Al acabar de decir eso agachó la cabeza

-No seas tonto…lo entiendo y no me importa-lo agarré por la barbilla, le levanté la cabeza y le dí un beso en los labios

No nos habíamos dado cuenta pero el autobús ya había parado y Carla ya se había bajado.

-Vamos anda, que van a cerrar la puerta y nos vamos a quedar aquí-dijo con una media sonrisa

-Vale, vamos-Me cogió de la mano y salimos del autobús así

-¿Por qué habéis tardado tanto? He tenido que decirle al conductor que esperase-nos preguntó Carla con una sonrisa pícara

-Estábamos hablando…

-Que impaciente eres…-dijo Rubén dedicándole una sonrisa a su hermana

-Vamos para casa, que papá y mamá se estarán preguntando dónde estamos

-Si-Rubén se colocó bien la capucha y caminamos hacia su casa

Antes de llegar a su casa Rubén me soltó la mano, me agarró de la cintura y me acercó hacia él. Yo accedí y sin darme cuenta, nuestras bocas ya estaban unidas y cada una saboreando la del otro.

Nos separamos y se acercó a mi oído:

“Siento tener que ser así, pero con mis padres ahí…”

“No pasa nada”

La que se acercó nuevamente a su boca fui yo.

El beso fue muy dulce, lleno de cariño y amor. Esta vez la que llevaba las riendas del beso era yo. Rubén se quedó sorprendido por la pasión y el deseo con el que me estaba entregando, pero él también me devolvía el beso con las mismas ganas.

Después de unos segundos nos separamos, nos miramos a los ojos y sonreímos. Yo sonreía tímidamente pero él reía.

Deberíamos entrar”

“Tienes razón”

DeberíamosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora