CAPÍTULO 1

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Sábado 23 de junio

Valeria

Hoy es sábado y las clases se han acabado por fin.

Aunque me amargaba mucho levantarme de la cama y ducharme, lo hice.

Al llegar a la ducha vi que mi madre había comprado una nueva alfombra de color rosa chillón. Cerré la mampara y abrí el grifo. Noté como un hilo de agua fría me rozaba los pies y me provocaba un escalofrío.

Al acabar de darme esa ducha tan refrescante por la mañana, me dirigí a la cocina para desayunar. El desayuno a aquella hora me parecía un poco pesado ya que había pasado una hora desde que me había levantado, pero aún así, coloqué la silla del comedor cerca de la mesa, y me dispuse a tomarme un tazón de leche y un par de galletas.

Al acabar, me lavé los dientes, fui a mi habitación y encendí el ordenador.

Entré en MSN y estaba conectado Rubén, el chico que me gusta que también es el hermano de mi mejor amiga, Carla.

Él tiene 17 años, es alto, el pelo marrón y un poco de flequillo y los ojos verdes.

Le encanta hacer skate y se parece mucho a su hermana. Es muy popular y la mayoría de las chicas se mueren por él. Desde el primer momento que lo vi me enamoré de él, pero yo tenía tan solo 11 años cuando sus padres, Carla y él se mudaron a Orense y no sabía que era enamorarse, además él tenía 13 años y pensaba que era muy mayor para mi así que decidí dejarlo un poco de lado y fijarme en chicos de mi edad.

En algunos momentos me demuestra que me quiere, pero en otros pasa de mí; estoy confusa, porque no sé si realmente me quiere.

En algunas fiestas prefiere estar con sus amigos o con otras chicas antes que conmigo y me pongo muy celosa cuando veo que tontea con otras chicas, además yo siempre me esfuerzo por estar con él y cuándo estamos solos es distinto a como es delante de sus amigos. A veces me da la sensación de que le da vergüenza que lo vean con una cría como yo.

En cuanto me habló decidí no hacerle caso a mi conciencia que me decía: "No te fíes de él, más de una vez te ha demostrado que no te quiere y es un chico como cualquier otro de 16 años con las hormonas revolucionadas que lo único que quiere es enrollarse con chicas"

"Pero él no es cualquier chico, él es el chico que hace que salga el sol dentro de mi aunque fuera esté lloviendo, y lo sé, es cursi, pero más de una vez me ha dolido no poder cambiar lo que siento, pero las cosas son así"

"Toucheé"

Mientras dentro de mi se diputaba una lucha contra mis sentimientos por él como me ha pasado más de una vez, recibí otro mensaje suyo:

-Hola preciosa-al ver que no le contestaba me envió el segundo-¿Estás ahí?

Mi conciencia seguía advirtiéndome, pero no le hice caso.

-Hola, si es que estaba haciendo un par de cosas-mentí

-Vale, no pasa nada. ¿Qué tal?

-Muy bien ¿y tú?

-Muy bien también :)

-Me alegro :)

-Y yo por ti

Seguimos hablando y me envió una petición para una video llamada pero yo la rechacé y me imaginaba que en su casa estaría poniendo esa cara tan mona que pone cuando hincha los carrillos, frunce el ceño y se hace el enfadado aunque en realidad no lo está, la verdad es que nunca lo he visto realmente enfadado.

Nos quedamos hablando del instituto, de la familia y de otras cosas no muy importantes hasta las 14:30. Entonces oí la voz ronca de mi padre que me mandaba que fuera a comer.

Me despedí de él y me levanté de la silla. Me lavé las manos y me dirigí al comedor.

No tenía muchas ganas de ponerme a comer, porque hacía solo dos horas que había desayunado, y la verdad, estaba hinchada.

Pero por no hacerle un feo a mi padre, me senté en la mesa y sin muchas ganas, me puse a comer.

El silencio reinaba como siempre, mi padre y yo no tenemos muchos temas de los que hablar juntos y si hablamos de algo suele ser o por las notas, por mis clases de natación o por la hora a la que me tiene que ir a recoger a algún sitio. Es muy buena persona pero se calla sus sentimientos y tampoco me pregunta por los míos así que... Mi madre trabaja mucho y pocas veces está con nosotros para comer o cenar así que normalmente estoy sola con él y como no hablamos decido encender la tele.

Al acabar, me fui al salón y vi un rato la tele. No me atreví a volver al ordenador y mostrarle a aquel chico que estaba desesperada por volver a hablarle.

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