CAPÍTULO 16

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Valeria

 El camino de vuelta a casa se me hizo eterno, por el cansancio que tenía acumulado después de este día, por una parte tan increíble pero por otra desastroso y por el silencio que reinaba en el coche y que hacía que con el sonido del motor poco a poco me fuera quedando dormida.

Estaba agotada después del día que acababa de tener, así que en cuanto llegué a mi habitación me puse mi pantalón de cuadros y mi camiseta de pija y me metí en la cama con el móvil.

No tenía muchas ganas de contarle todo en ese momento a Carla así que le dije:

“Car, mañana te cuento. Ahora mismo tengo mucho sueño, así que me voy a dormir, hasta mañana. Si eso podíamos quedar mañana en mi casa”

A los pocos segundos me contestó:

“Vale, ya miramos que hacemos mañana. Descansa”

Salí de la conversación con Carla y entré en la que tenía con Rubén y posé mi dedo encima de su foto de perfil y ésta cubrió toda la pantalla de mi móvil.

En esa foto salía genial, no era de hacía mucho tiempo. Estaba sentado en un banco con sus amigos, entre ellos Sergio e Iván. El viento les alborotaba el pelo pero sobretodo a él le sentaba genial, parecía todavía más sexi. De fondo estaba el mar pero no era verano, sino invierno. Recuerdo el día en el que me invitaron a ir; era jueves a la tarde y recibí un mensaje de Rubén invitándome a ir a la playa a la mañana siguiente con sus amigos, entonces le pregunté a Carla si iba a ir y me dijo que no porque a la mañana siguiente había clase y no se podía permitir faltar a más clases ya que pronto llegarían los exámenes. Un poco decepcionada le dije a Rubén que al día siguiente teníamos clasepero él ya lo sabía, iba en cuarto y obviamente iba a hacer pellas; me dijo que éramos unas aburridas y que él si que iría.

Entonces mientras pensaba en toda ésta historia recibí un mensaje que me sobresaltó y al ver el nombre de Rubén no pude evitar un grito ahogado.

“Bueno pequeña, siento todo lo que ha pasado hoy. Que sabes que me vuelves loco pero también sabes que necesito pensar muy bien todo esto antes de tomar una decisión. Te preguntarás porque te digo todo esto ahora, porque no quiero que estés mal ni que te rayes, porque eres única. Que ya es tarde y que supongo que te irás a dormir dentro de poco así que quiero desearte unos felices sueños”

Cuando acabé de leer el mensaje no me lo podía creer:

“No lo sientas más veces porque no hace falta, te entiendo. Hasta mañana”

“Descansa. Te quiero”

“Yo también a ti”

Salí de la aplicación, bloqueé mi móvil y lo dejé sobre el escritorio.

¿De verdad era Rubén ese? No puedo creérmelo.

Unos minutos después mientras pensaba en Rubén cerré los ojos y me quedé dormida, sinceramente hoy iba a dormir muy bien.

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