CAPÍTULO 9

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Valeria

-Siéntate ahí mientras saco las cosas-le dije señalando la cama

-Vale

Dejé el estuche de maquillaje en el escritorio y saqué una esponja con corrector. Apliqué el líquido encima de la esponja y me puse de rodillas entre las piernas de Rubén y el apoyó sus manos en mi cadera.

-Tienes un montón de moratones…Te tengo que echar esto para que no se te noten tanto

-Vale, me tendré que fiar de ti

-No te queda más remedio-Cogí la esponja con mi mano derecha y la pasé lentamente por su cara-¿Te duele?

-No, sólo un poco, pero se puede soportar-dijo con una sonrisa en la cara

-Vale. Si te duele mucho avísame…

-Si

Seguí arrastrando la esponja por su cara hasta que no quedó ningún moratón a la vista

-Listo

-Gracias

-De nada

Poco a poco Rubén se acercó a mi y me besó, tuve que estirarme porque seguía de rodillas en el suelo. Nos separamos y me levanté. Dejé la esponja dentro del estuche y como tenía mucho calor me quité la sudadera y la dejé en una silla que estaba al lado de la mesa.

-¿Me estás provocando?

-No

Entonces se levantó y se puso delante de mí.

Se lamió los labios y sus ojos mostraban... ¿Deseo? Puso sus manos en mi cintura y noté como las subía por dentro de mi camiseta. Yo coloqué mis brazos en su cuello y lentamente se acercó a mi y pegó su frente a la mía, ambos nos miramos y sonreímos. Acercó sus labios y nos besamos. Bajé la mano derecha de su cuello y la metí dentro del estuche de maquillaje que tenía detrás. Cogí un pintalabios rosa sin que se diera cuenta y volví a subir la mano hasta su cuello. Le quité la capa de plástico que lo cubría y lentamente le pinté un corazón en el cuello. Sobresaltado separó nuestras bocas y me dijo:

-¿Qué es eso?

-Vete a mirarte al baño-dije riendo

Me soltó y salió de la habitación hacía el baño. Me senté en la cama a esperar que volviera. Entró corriendo en la habitación y dijo:

-¡Así que pintalabios eh!

-Si-dije riendo

-Ya verás…-se acercó a mi, juntó nuestras caras y noté como su mano buscaba el pintalabios en la mía

-No te lo voy a dar-dije apartando nuestras caras y tumbándome boca arriba para dejar el pintalabios oculto tras mi espalda

-Pues te lo quito yo-Se volvió a acercar y se puso encima mía dejando caer el peso de su cuerpo sobre sus brazos y sus piernas. Entonces apartó su mano derecha de mi cara y la metió detrás de mi espalda buscando el pintalabios, y lo encontró. Lo cogió y no me dio tiempo a reaccionar.

-¡No, dámelo!-dije incorporándome

-¿Por qué?-dijo impidiéndome levantarme

-¡Porque sí!

-No me vale esa respuesta…-Se levantó y se tumbó, pero esta vez a mi lado.

Le quitó la tapa al pintalabios y me subió un poco la camiseta, yo puse las manos en la camiseta para que no me la diera subido.

-¿Qué haces?-dije muy nerviosa

-Bueno, tú me has hecho un tatuaje y ahora me toca a mí hacértelo a ti.

-Pero…-Entonces puso su dedo índice en mi boca indicándome que me callara

-Pero nada. Me toca a mí-Apartó mis manos de la camiseta y me la subió hasta el final de las costillas-Que puedo ponerte… Ah, ya sé-Y empezó a escribir algo en mi piel-Esto no pinta… Espera…-Se levantó, fue hasta el escritorio y cogió un rotulador permanente de color negro.

-¡Eh, eso no vale!-Dije yo a punto de levantarme y salir corriendo

-¿Cómo que no?

-No, no vale-Entonces me levanté y cuando iba a abrir la puerta me agarró del brazo y me dio la vuelta. Nos quedamos mirándonos a los ojos y me pegó la espalda contra la puerta

-¿A dónde ibas?-preguntó con una voz muy seductora

-A ningún sitio-contesté con una media sonrisa

-Ah vale, porque tenemos un tatuaje pendiente-dijo sonriendo

-¿Me lo vas a hacer?

-Claro-Se acercó, echó el pestillo de la puerta, guardó el rotulador en el bolsillo de su camisa, me sonrió y acercó sus labios a los míos. Yo coloqué las manos en su cuello y él sus manos en mi cintura. Nos separamos y nos miramos.

Entonces me volvió a besar y mientras lo hacia bajo las manos hasta mis muslos y hizo fuerza para subirme y hacer que quedara en el aire. Enrosqué las piernas en su cintura. Ambos nos besábamos con muchas ganas y deseábamos que aquel beso nunca acabara, pero yo necesitaba coger aire así que me separé y lo miré a los ojos. Tenía la respiración entrecortada y él se dio cuenta de ello, así que empezó a besarme el cuello, rozaba con sus labios desde mi clavícula hasta el final de mi mandíbula, es una sensación increíble. Aquello me provocó un escalofrío y él esbozó una sonrisa al darse cuenta de ello. Caminó hacia la cama y se sentó dejándome sobre su regazo.

Sacó el rotulador del bolsillo y le quitó la tapa.

-No creas que me he olvidado-entonces volvió a subirme un poco la camiseta y empezó a escribir con letra bastante grande cubriéndome con esa tinta negra la mayor parte de mi torso:

Siempre serás mía. Te quiero y no dejaré de hacerlo.

                         Propiedad de Rubén

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