20. No le estoy pidiendo permiso a nadie.

63 14 12
                                    


Se sentía como si hubiese vuelto a nacer. Su madre estaba viva después de haber estado llorando por ella durante casi tres años, llevaba en su poder la muestra de la inocencia de JongIn –el hombre que tanto amaba- y portaban el conocimiento del supuesto traidor; solo necesitaban recopilar un poco de evidencia y voilá, hasta el padre de SeHun dejaría de ser traidor y se le podría efectuar la ceremonia como realmente el fallecido capitán se merecía.

El resto del viaje transcurrió en silencio. Habían logrado detener la hemorragia con el torniquete que SeHun había puesto en su muslo, asistido por su madre y mientras ellos dormían él solo podía observar el hermoso cielo azul. 

Aterrizaron en el helipuerto de la empresa de los Kim mientras JunMyeon les daba la bienvenida. Todos se sorprendieron al ver el abrazo que le daba el hombre a JiYeon, al parecer se habían perdido de algo. Tomaron el elevador y una vez que estuvieron en el sótano fueron llevados hacia una camioneta negra con cristales polarizados. Kim JunMyeon había pensado en todo. Incluso se encargó de llamar un médico para que asistiera a KyungSoo cuanto antes. Debían sacar esa bala antes de que la herida comenzara a infectarse.

Cuando KyungSoo vio que estaban saliendo de la ciudad reconoció de inmediato el camino que una vez había hecho con su amigo MinSeok. Nunca olvidaría ese día ya que fue cuando conoció a Jongin en esa lujosa mansión.

Como si las hubiese invocado, las majestuosas puertas de hierro se irguieron delante de la camioneta. Se abrieron como por arte de magia dejándolos acceder cinco minutos después a la hermosa casona, la cual, al parecer, no había perdido su magnífica apariencia.

Una vez que descendieron de la camioneta se encaminaron a la inmensa puerta doble. Los recuerdos de ese día se volvieron a agolpar en la mente de KyungSoo, quien caminaba asistido por JunMyeon. En el interior fueron recibidos por el otro rubio malhablado quien puso cara de molestia cuando vio a SeHun muy apegado a un asustado LuHan. Kim MinSeok estaba allí, esperando por ellos.

El ex agente miró las paredes y allí estaban los mismos cuadros del primer día, esa replica u original de Van Gogh o Rembrandt; ya ni él mismo sabía, nunca fue bueno en arte europeo. Rápidamente llegaron a su campo de visión unas personas de batas blancas, el médico y dos enfermeros quienes serían los encargados de retirar la bala de su muslo. Lo sentaron en una silla de ruedas y después de una leve reverencia comenzaron a alejarse del resto de personas que estaban agrupados en esa habitación. De repente se vio en una improvisada sala de operaciones. El pelinegro miró asombrado hacia cada objeto de aquel lugar. Estaba equipado con todo lo necesario para una operación, desde la camilla, hasta las luces y los objetos que se utilizarían en el procedimiento quirúrgico. Lo que podía hacer el dinero.

(***)

Antes de hablar cualquier cosa, Kim JunMyeon le pidió a los empleados de la mansión que le mostraran a sus amigos las habitaciones donde dormirían, incluyendo una para Soo quien necesitaría descansar después de someterse a la cirugía.

MinSeok no estuvo muy conforme, ya que esperaba que le explicaran todo lo que estaba sucediendo, pero luego de refunfuñar como niño pequeño se dirigió a la habitación que le mostraban. Después de todo pocas veces tenías la posibilidad de dormir en la habitación de una mansión de esa índole. Al menos la cama era más cómoda que la suya.

Por su lado SeHun decidió quedarse con LuHan en una sola habitación para ambos. El pequeño estaba tan asustado tratando de adaptarse a todo lo nuevo que estaba sucediendo a su alrededor que el rubio pensó no sería prudente dejarlo pasar la noche a solas. El rubio dormiría en el pequeño sofá que se encontraba en una esquina, se veía un poco incómodo, pero todo sería por un bien mayor. Le cedió la habitación de baño primeramente al pequeño, a su pequeño y luego iría él.

Infiltra2 [KaiSoo] [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora