Infiltra2 [KaiSoo] [HunHan]

27. El diablo encarnado.

La paz dentro de la habitación se podía palpar a grandes rasgos. Los rayos del sol filtrándose por la pequeña ventana de la habitación a través de las blancas cortinas. Afuera se podía escuchar el trinar de las aves, señal de que estaba recién amaneciendo. No se escuchaba ningún auto pasar por lo que indicaba que no era la ciudad, sino más bien un lugar lleno de vegetación y sobre todo tranquilo.

En el interior del cuarto se podía ver una inmensa cama con las sábanas desordenadas y encima de ella yacían dos cuerpos completamente desnudos. Do KyungSoo estaba boca abajo en la cama mientras Kim JongIn le pasaba una de sus piernas por encima de sus blancos y delineados muslos, mientras las yemas de sus dedos se deslizaban lentamente a través de cada una de las cicatrices de la espalda del pelinegro. Algunas completamente curadas y otras mostraban ese característico color rosáceo que indicaba que estaban en proceso de curación. A pesar de la tranquilidad de la que habían gozado esos últimos días, el pelinegro no podía dejar de pensar en el audio que le había enviado MinSeok. ¿Quién sería tan vil para manipular algo así? 

El moreno se sentía impotente cuando veía las señales del cautiverio de su chico bajo el mando del monstruo de Wu YiFan. Se maldecía internamente por no haber sido capaz de estar allí en ese momento para ayudarle y en cambio se pasó todo el tiempo maldiciéndolo cuando estaba en prisión.

—Basta ya de culparte. —la voz medio ronca de KyungSoo le ancló de nuevo en este mundo—. No es tu culpa que hayamos perdido el pendrive y yo tuviese que ir a recuperarlo. Sabía todos los riesgos que corría—viró su rostro quedando frente a frente al punto de sentir el aire caliente de la respiración de JongIn —, pero ya estoy aquí. Sano y salvo, dispuesto a hacer lo que sea necesario para poder estar así contigo todas las mañanas.

JongIn sonrió y llevó su mano esta vez a la mejilla regordete del hombre frente a él. La acarició delicadamente y fue descendiendo poco a poco hasta perderse en la curva de su cuello haciendo que la piel bajo su tacto se erizara. Amaba cuando eso ocurría porque era señal de que aun podía transmitir algo al cuerpo de ese hombre que tanto amaba.

—Lo sé, y no sabes cuán agradecido estoy por eso, amor. —el apodo logró que KyungSoo sonriera esta vez de satisfacción. Se acercó a los labios gruesos de JongIn y posó los suyos encima de ellos, pero sin moverse. Ese simple acto estaba cargado de amor y agradecimiento, porque KyungSoo nunca se cansaría de escuchar cuán importante era para ese imponente hombre delante suyo.

JongIn comenzó dejó salir su lengua, la cual delineó los labios ajenos. KyungSoo quiso alejarse con una sonrisa en su rostro, pero un fuerte agarre en su nuca le impidió ir más lejos y esta vez el beso si llegó a ocurrir. El moreno introdujo su lengua completamente en la cavidad bucal ajena como un intruso. KyungSoo jadeo y cuando necesitó aire se separó un poco para respirar. Pasó la lengua por sus labios como si estuviera saboreando lo que quedaba del sabor del beso y ese mero acto envió una señal a la entrepierna desnuda de JongIn.

—Eres insaciable JongIn. —el ex agente soltó una carcajada—. No vamos a hacer nada ahora, ya me duele todo.

—Por favor. —la mirada de cachorro herido que le regaló el moreno era digna de dejarla grabada en una foto.

—¡No! —negó—. Se ve bien que no eres tú quien recibe. —esa simple frase logró dibujar una sonrisa socarrona en JongIn. Sabía bien a lo que KyungSoo se refería. Muchos decían que quien recibía sentía un poco de dolor, pero KyungSoo parecía disfrutarlo—. Quizá deberías tomar mi lugar al menos una vez y probar qué se siente.

Esa última frase borró su sonrisa en su totalidad. JongIn no era de esos con mente de machista retrógrado, pero nunca se había cruzado por su cabeza la idea de ser quien recibe en una relación.