Cuando llevas tanto tiempo siendo alguien diferente, pues te acostumbras. Luego es bien difícil cambiar nuevamente y Do KyungSoo no era la excepción de esa regla. Estaba parado completamente desnudo frente al pequeño espejo de aquel baño de la cabaña con una tijera en una mano y una rasuradora en la otra. Su barba y bigotes de casi seis centímetros de largo hacía casi invisible sus gruesos labios en forma de corazón. Su pelo largo junto a un rostro sucio lo ponían a analizar la situación ya que había logrado estar sobrio casi toda la noche mientras trazaba el plan con los dos hombres que estaban en la pequeña sala esperando por él.Se maldijo por ser débil cuando pensó que siempre le dijeron él era uno de los hombres más duros y rudos del país. Ja, quiso reír cuando ese pensamiento pasó por su memoria, pero luego cayó en cuenta que estuvo cinco malditos meses alejado de la civilización, huyendo de sus demonios en vez de enfrentarlo, ya que eso era lo que un hombre valiente haría.
El primer trozo de barba fue cortado con la tijera. Había estado tan acostumbrado a tenerla que parecía parte de su cuerpo, otro órgano más que dolió cuando comenzó a cortarlo. Adiós a su barba, se fue completamente para darle la bienvenida a un hombre que KyungSoo había olvidado que existía dentro de él. Luego comenzó por su pelo el cual quedó cortado con la precisión de un barbero profesional y es que en su primera misión este agente tuvo que aprender el oficio de barbero para infiltrarse en una banda callejera y de esa forma atrapar al cabecilla. La forma de ganarse su confianza fue convirtiéndose en su barbero.
Se lavó los dientes y finalmente entró a la ducha para quitarse la suciedad que estuvo cargando por más de una semana.
Cinco meses...cinco largos meses estuvo ocultándose del mundo y ahora que se veía en el espejo, afeitado, pelado, bañado y utilizando la ropa limpia que JunMyeon y MinSeok habían traído para él, no reconocía al nombre que se miraba frente al espejo.
Al amanecer emprendieron su camino al pueblo. No fue tan fácil como planearon ya que había unos cuantos centímetros de más en la nieve gracias a la pequeña tormenta que hubo en la noche. Cerca de cuatro horas duró la caminata de los tres hombres y al llegar al pueblo tomaron un autobús para Seúl. La travesía fue larga y cansina, casi ocho horas de viaje ya que el maldito ómnibus paraba en todas las gasolineras y pueblos que encontraban para dejar o recoger pasajeros. Llegaron cerca de las diez de la noche a la gran ciudad y los tres hombres tomaron un taxi hasta casa de KyungSoo donde una persona bien ansiosa esperaba por su llegada.
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Mientras tanto en una de las cárceles de Corea del Sur; más bien una cárcel en específico un hombre está terminando de recibir su sexto tatuaje.-Hermoso moreno. Simplemente una obra de arte y no pudo quedar mejor plasmada que en tu piel como lienzo. -le decía el tatuador a Kim JongIn mientras casi se lo comía con la vista.
-Gracias lindo. -le dio un suave beso en los labios y se puso su camiseta sin mangas para tapar su definido pecho, quizá al incesante trabajo con las pesas, ya que era el pasatiempo favorito de los prisioneros de allí -. Luego pasa por mi celda para pagarte.
Kim JongIn continuó su camino hasta el patio donde se veían varios hombres jugando basquetbol, otros hacían ejercicios en las pesas y los más peligrosos estaban sentados en las gradas observando al resto de los prisioneros hacer su rutina diaria.
El moreno se acercó a uno de los hombres que más peligroso lucía, pero antes de llegar a su objetivo fue detenido por otro que estaba sentado a su lado.
-Ey, ey, ey, amigo. Solo vine a hablar con el perro. -habló JongIn levantando las manos en señal de rendición-. Estoy aquí para recordarle que me debe algo.
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Infiltra2 [KaiSoo] [HunHan]
FanfictionDo KyungSoo se culpa de fallarle al hombre que amaba. No lo protegió cuando debía hacerlo, sabiendo que era inocente de todos los cargos que se le acusaban y ahora Kim JongIn es prisionero en una de las cárceles de mayor seguridad en Corea del Sur. ...