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Después de la conmoción, Itadori, Nobara, Megumi y yo comíamos pizza en la habitación en que Megumi descansaba. Sin embargo, en medio de la conversación, llegó Todou-senpai e hizo que Itadori saliera huyendo de él.

Tiempo después, cuando habíamos terminado la pizza, Nobara soltó un suspiro, poniéndose de pie.

—Iré a ver a Maki —dijo, con una sonrisa—. ¿Vamos juntas?

Le devolví la sonrisa; sin embargo, negué con la cabeza.

—Me quedaré otro momento con Megumi.

Ella asintió y salió de la habitación.

—¿En serio te sientes mejor? —pregunté.

Él se mantuvo en silencio y me observó por un momento. No tenía ni idea de lo que estaba pensando.

—¿Qué sucede? —inquirí.

—¿Qué sucedió con Gojo-sensei?

Hice una pequeña mueca, dejando caer mi cabeza en medio del hueco que hacían mis brazos.

—¿Itadori te lo dijo? —pregunté, aunque mi voz era amortiguada.

—Estaba preocupado, no te molestes con él.

Solté un profundo suspiro y moví mi rostro para verlo, aunque mi cabeza seguía recostada sobre mis brazos.

—No tiene la culpa de nada —me encogí de hombros—. Perdí la paciencia frente a él y Todou-senpai. Aunque sé que no lo se lo dirán a todas las personas que se crucen por sus caminos, debí imaginarme que te preguntaría algo.

—Quería saber si sus peleas eran así de regulares. Ya sabes, solo te ha visto peleando con él desde que llegó —suspiró—. Aunque dijo que esta vez parecías mucho más molesta. ¿Ocurrió algo?

—Sabe algo y no quiere decírmelo —dije—. No me importaría si no fuera algo que se tratara de mí.

Hubo un corto silencio, en cual solo nos observamos uno al otro.

—También tengo curiosidad.

—¿Sobre lo que esconde?

—Sobre la razón por la que ahora pareces odiarlo —respondió, tranquilamente—. No recuerdo que eso fuera así.

Contuve el aire y me puse de pie, estirando un poco mis músculos.

—Iré a ver cómo están Maki-senpai y Toge-senpai.

Le di unas cuantas palmadas en la pierna antes de darme la vuelta para salir de la habitación.

—No quiero una explicación —dijo, antes de que saliera—. Pero sabes que puedes decirme cualquier cosa, ¿cierto?

Me volteé y le mostré una sonrisa.

—Por supuesto que lo sé.

Pero eso no era algo de lo que quería hablar ahora, y tal vez nunca lo haría.

Satoru era mi única familia, pero no podía verlo de la misma forma que lo hacía hace algún tiempo. Tal vez, por eso me había convencido de que Megumi también era mi familia.

Necesitaba desesperadamente a alguien en quien sí pudiera confiar. Alguien que también confiara en mí.

—Entonces, ven —dijo, dando toques en la cama a su lado—. Si no quieres hablar de eso, podemos hablar de otras cosas. Acompáñame otro momento.

Caminé de nuevo hacia la cama y me senté a su lado, en el espacio que había dejado para mí.

Observé mis manos en total silencio, mientras sentía que comenzaba a ver borroso. Mis ojos se estaban llenando de lágrimas y, esta vez, no deseaba detenerlas.

Hacia la cima [ 1 ] | Yuji Itadori |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora