Hacia la cima [ 1 ] | Yuji Itadori |

20

Yo en verdad era demasiado distraída, en este momento eso quedaba más que claro.

Dejé a Miwa-senpai sola hace varios minutos, pensando en ir a cualquier dirección para encontrar a alguien a quien ayudar o, si tenía suerte, exorcizar a alguna Maldición.

Sin embargo, mientras corría sin dirección, mi cabeza volvió a dar vueltas en lo que había sentido en mi espada.

Por lo que tenía entendido, solo el usuario que crea la energía maldita puede utilizarla. Entonces, ¿qué significaba que sintiera una energía maldita que no me pertenecía en mi espada?

Además, aún recordaba que Sukuna había dicho que eso era un Ritual. Uno que, por supuesto, no conocía. Y Satoru también había dicho algo sobre que la espada albergaba energía maldita de Sukuna.

No entendía nada, y pensar en las posibles respuestas me había distraído tanto que apenas fui capaz de notar el momento en el que pusieron el Velo. Me sentía muy confundida, porque nadie había hablado algo sobre eso y no tenía mucho sentido que lo pusieran.

Comencé a correr de nuevo en dirección a donde estaban los demás por última vez, para poder preguntarles si sabían algo acerca del Velo, pero ya que estaba cerca de la barrera, gracias a mi distracción, estaba bastante lejos de donde recordaba haberlos vistos.

Solté un suspiro, dejando la katana de Miwa-senpai contra un árbol y continué mi camino. La verdad, solo la había tomado para dejarla fuera de combate.

Mientras corría, escuché una fuerte explosión que provocó que me detuviera; sin embargo, no fui capaz de ver lo que ocurría debido a que estaba en medio de mucho árboles. Después de escuchar más sonidos extraños, comencé a correr en dirección a ellos.

Y, entonces, mientras más me acercaba, más lo sentía. Muy cerca había una Maldición de un grado bastante alto.

Mientras me reprochaba lo lejos que había corrido mientras pensaba en tonterías, me encontré con Panda-senpai, quien también corría en la misma dirección que yo. Antes de que pudiera preguntarle si sabía lo que ocurría, en el río, adelante de nosotros, alguien cayó provocando que el agua salpicara.

Me detuve junto a Panda-senpai y me di cuenta de lo que ocurría. Una de las Maldiciones que había reportado Satoru como categoría especial estaba frente a Itadori y Todou- senpai, quien tenía entre sus brazos a Maki-senpai y, más cercano a nosotros, estaba Megumi agachado dándonos la espalda.

—¿Puedes pelear, my friend?

—Sí —respondió Itadori, elevando sus puños frente a él.

No entendía lo que pasaba, pero poco me importaba al ver a Megumi tan herido, así que me acerqué corriendo hasta él y me hinqué a su lado.

—¡Detente, Itadori! —exclamó, aún sin verme—. No es algo contra lo que podamos...

Comenzó a toser, con sus manos contra su estómago. Al ver lo que tenía, me preocupé aun más.

—Megumi, necesitas que te sanen —dije, colocando una de mis manos sobre su espalda.

Escuché algunos pasos sobre el agua, pero no dejé de ver a Megumi.

—Panda —dijo Todou-senpai.

—¿Dime?

Sin siquiera esperarlo, elevó ambos brazos y Todou-senpai dejó a Maki-senpai sobre ellos.

—Llévatelos y sácalos del Velo. Según Nishimiya, es un Velo anti Satoru Gojo, así que podemos entrar y salir a gusto.

—¡Espera! —exclamó Megumi—. Ni siquiera tú...