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—¿Qué es esto? —preguntó Kugisaki en el momento en que nos detuvimos.

Esto estaba muy mal, si la Maldición era capaz de hacer algo como esto en su espacio, quería decir que realmente era muy poderosa.

Esto era un Área Innata de su energía maldita.

—¿Qué diablos pasa? —preguntó Itadori, viendo hacia arriba—. ¿No era un edificio de dos pisos?

Megumi y yo nos dirigimos una mirada nerviosa.

—¡Calma, calma! —exclamó Kugisaki—. ¡Es como un dúplex!

Como si estuviéramos conectados, Megumi y yo vimos hacia enfrente. Sabía que él pensaba lo mismo que yo. Él sabía, con tan solo ver lo que teníamos enfrente, que esta Maldición era poderosa.

—¡La puerta! —exclamó Megumi, viendo hacia atrás.

Todos lo imitamos.

—¡La puerta ya no está!

Kugisaki señaló el lugar.

—¿¡Por qué!? ¡Acabamos de entrar por ahí, ¿no?!

Itadori asintió varias veces.

—Tranquilos —dijo rápidamente Megumi—. Él recuerda el aroma de la entrada.

Sonreí, tocando suavemente la cabeza del lobo de jade de Megumi.

—¡Cielos!  —exclamaron Itadori y Kugisaki al mismo tiempo.

Antes de que me diera cuenta, Itadori y Kugisaki se acercaron al lobo de jade y, mientras él lo acariciaba, ella exclamó:

—¡Buen chico! ¡Te daré carne seca! ¡Toda la carne seca que quieras!

—¿¡Y la tensión!? —preguntó Megumi.

—Sabía que podía confiar en ti, Fushiguro —respondió Itadori, con una sonrisa—. Gracias a ti podremos salvar a otros y a nosotros mismos.

Megumi desvió su mirada y soltó un suspiro.

—En marcha.

Comenzamos a caminar por el edificio, siguiendo al lobo de cerca. Sabía que estaba siguiendo el rastro de las personas que aún se encontraban en este lugar.

—¿Estás bien? —preguntó Itadori, llegando repentinamente a mi lado.

—Por supuesto, ¿por qué lo preguntas?

—No estás hablando demasiado.

—Ya te lo había dicho, no suelo hablar mucho.

—Hoy ni siquiera lo has hecho con Fushiguro.

Le dirigí una corta mirada a Megumi.

Bueno, era cierto que solía hablar bastante con él; sin embargo, ambos estábamos preocupados. No era algo que quería decirle a Itadori, debido a que era mejor que no todos estuviéramos tan preocupados por la situación.

Si eso pasaba, podía ser más peligroso.

Antes de que pudiera decir algo, dejamos los pasillos para entrar en un espacio mas grande. No tardamos demasiado en encontrar varios cuerpos destrozados, pegados a la pared.

Itadori no tardó en acercarse a ellos.

—Es horrible —murmuró Kugisaki detrás de mí.

Ella tenía razón, la forma en la que los cuerpos estaban, era realmente desagradable. Ni siquiera podían reconocerse.

—Son tres personas, ¿no? —preguntó Megumi, mientras Itadori se inclinaba sobre los cuerpos.

Él tomó la camisa del cuerpo que estaba partido por la mitad y abrió sus ojos grandemente.

Hacia la cima [ 1 ] | Yuji Itadori |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora