7. Una mentirosa

50 16 4
                                    


MELISSA

Soy una mentirosa.

Soy una jodida mentirosa.

Traté de evitar de todas las formas posibles no cruzarme con, Ethan.

Mierda.

Aún está vivo el momento en mi mente con la cara de póker que había puesto él, cuando alce la voz en medio de todo el salón, soy una sinvergüenza sin límites, el corazón aún me late con fuerza que temo de que se me vaya a salir del pecho.

—¡He! Deja de moverte como una garrapata, Mel, me pones de los nervios—refunfuño mi hermano quien se encontraba desparramado en su cama.

—No puedo, no lo entiendes, es mi fin—murmure al borde del pánico recordando el peor momento de mi vida.

—Sí, si como digas, ¿puedes largarte de mi cuarto?

—¿Estas corriéndome?

—Si—respondió mirándome como si fuera lo más obvio.

Y no lo culpo, desde que salí del colegio lo primero que hice al llegar a casa es esconderme como una cobarde en el cuarto de mi hermano, además de que su cuarto era más grande que el mío y por ende paso más tiempo aquí.

Bufe.

—Bien, me voy. Eres un insensible...

—Tu cara de perturbada no funciona conmigo, Mel, ve con papá.

—Idiota—Gruñí lanzándole un cepillo en el proceso.

—¡Papá, Mel, dijo una mala palabra...Y me lanzo un control encima! —gritó y yo tuve que parpadear varias veces para darme cuenta lo que el tarado había hecho.

—Eso es mentira—refunfuñe.

—Díselo a tu papi—sonrió con sorna y estuve tentada a borrarle la sonrisa de un puñetazo, pero mi padre entra por la puerta sosteniéndose de esta mirándonos a ambos.

—Matt, deja a tu hermana tranquila—

Como si se hubiese sentido traicionado, Matt, se incorpora de la cama como un resorte al escuchar las palabras de mi padre y yo no puedo evitar sonreír con malicia.

—¡Pero si fue ella la que empezó!

—¡No es cierto!

—¡Si, si lo es!

—Dios, porque no me diste unos hijos normales—como todo un dramático mi padre alzo los brazos al aire y se fue sin más.

Grandioso.

—Fuera de mi vista garrapata viviente.

Lo miré con mala cara y sin querer iniciar una pelea salí de su cuarto dando un portazo.

Ya encerrada como la cobarde que era en mi humilde escondite trate de pensar en la posibilidad de que ahora él no se encuentre leyendo todo mi diario.

¡Maldita sea!

Como se puedo haber olvidado de sacarlo de mi maleta justo hoy.

—Piensa, vamos, Mel, piensa.

Claro.

Es la única solución.

Corro como alama que lleva el diablo y me adentro en el baño, miro varias veces a mi alrededor y ¡bingo!

El salvador de todos mis problemas.

—¿Qué haces? ¿Te vas a suicidar con un papel higiénico?

¿Cómo lo supo?

El papel se me escapa de las manos al dar un respingo del susto haciendo que inevitablemente cayera en la tasa del baño.

—Idiota. ¿Qué quieres?

Matt, se encuentra parado en mi puerta mirándome con aburrimiento, como si ya no le sorprendiera nada de lo que haga.

—Tu amiga la teñida está aquí.

—¿Julie?

Negó con la cabeza y suspiró.

—Madison.







***  

Paso por aquí un momento para decirte que si te esta gustando esta pequeña historia no dudes en dejar un votito y comentar, puedes seguirme también con confianza.

Besos Babys.

Red.

El Diario De Melissa LesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora