18. Ahórrese las excusas

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MELISSA

No abras los ojos, Mel, no abras los ojos, no abras...

Mierda, los abrí.

Y por mera inercia me aparte de manera tortuosamente lenta de él o más bien de sus labios, ni siquiera lo mire a los ojos, mi mirada se mantenía perdida en sus apetitosos labios, el reducido espacio entre nosotros se mantuvo así, no me separe más de lo justo y él no parecía tener el amago de hacerlo tampoco, podía sentir y escuchar las palpitaciones descontroladas de mi estúpido corazón, sentía las mejillas calientes y la vergüenza me inundaba por completo.

¿Ahora qué hago?

Bese. A. mi. Profesor.

¡Mierda!

Aquello se escuchaba peor si lo pensaba, no puedo creer que yo, Melissa Lester, haya actuado por mero impulso.

Ahora que será de mí.

No puedo ni siquiera verlo a los ojos y mucho menos me imagino que estará pensando.

Si mi tío se entera de esto... ¡No! Si mis padres se enteran de esto sería mi final, viviría toda mi vida encerrada en un ático por cometer tal desfachatez o peor aún, ¡Me enviarían a un convento de monjas! Y no es que me caigan mal las monjas, pero en mis planes no estaba convertirme en una aún.

Así que, pese a mi gran inteligencia en clases, hoy a causa de que estábamos hablando de mi reputación, fingiré que aquello no iba con esas intenciones.

Carraspeé y abrí los ojos desmesuradamente alejándome de él de un solo golpe para después verlo directo a los ojos...

Por dios, Melissa, ¡No te desmayes!

Fingí—frente al que veía muy lejana la posible el que podría convertirse el amor de mi vida—estar aliviada por razones desconocidas.

—Está vivo—deje salir lo primero que se me ocurrió y me golpee mentalmente.

¿Enserio, Mel?

Ethan, pareció salir de su trance traumático—al juzgar por su cara pálida—y parpadeo repetidas veces antes de incorporarse en el asiento, su ceño se frunció en cuanto se fijó en que no había nadie más que nosotros dos y creí ver un atisbo de alivio en su mirada.

Me miro esta vez por un largo rato de una forma indescifrable antes de negar con la cabeza.

Aquello significaba que estaba en problemas ¿no?

—¿Qué? —preguntó analizándome con la mirada—¿Tú...?

No lo deje hablar, por ende, me acerque a él tomándolo por los hombros aparentando estar aliviada.

—¡Esta vivo! —lo sacudí varias veces—pensé que había muerto.

La confusión inundo sus facciones y me miro de manera acusadora antes de señalarme.

—Lester...Usted, no acaba de hacer lo que pienso o, ¿sí?

—Le salve la vida...

—No—respondió tajante antes de tomar su maletín y colgárselo por los hombros—esto no es un juego, Lester...que no se vuelva a repetir.

—Pero...

—Ahórrese las excusas—me escudriño con la mirada antes de negar lentamente una y otra vez—No sé el motivo y la verdad es que no quiero saber que la llevo hacer eso, pero de la manera más amable le pido que no se vuelva a repetir.

Lo mire avergonzada al no creerse mi mentira, ¿Qué hace no puede ser como en los libros? Digo, no me hubiese quejado en nada en que me haya devuelto el beso, lo único que hice fue empeorarlo, de la peor manera que pueda existir.

Lo vi dar grandes zancadas antes de salir por la puerta dejándome a mí en aquel lugar, sola, avergonzada y con ganas de desaparecer por un buen tiempo.

ETHAN

El corazón me latía como loco, las palmas de mis manos empezaron a sudarme sin motivo alguno o al menos yo no quería verlo.

Salí de la institución no sin antes pedir permiso y me dirigí al garaje.

Sé que de alguna manera fue demasiado infantil huir y no cumplir con mi jornada de trabajo, pero no podía, estaba de alguna forma en estado de trance completo.

Afiancé el agarre en el volante y tire mi cabeza hacia atrás en el respaldo del coche en cuanto logre entrar de manera apresurada, inhale y exhale varias veces antes de mantener la postura y rebuscar en mis bolsillos mi celular, busque entre mis contactos a la única persona en la quien podría hablar sobre y esto.

Al segundo pitido descolgó.

—¿Quién eres y porque tienes mi numero agregado? —lo escuché decir con voz ridículamente dura a través de la línea del celular y rodé los ojos.

—No seas idiota...—me quede en silencio por unos segundos y sorpresivamente, John no se dignó hablar—¿Vamos por unas cervezas?








***





Primero que nada, buenas tardes.

Segundo ¿Qué les pareció este capítulo?

Este Ethan ¿no?

Más tarde atentos que subiré otro capítulo.

GRACIAS A TODOS POR SUS VOTITOS Y COMENTARIOS.

*SE PONE A LLORAR.

*SE PONE A REIR.

JAJJAJJA

El Diario De Melissa LesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora