19. Melissa Lester

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ETHAN

Sentía la mirada de, John desde ya varios minutos, yo ni siquiera lo miraba de hecho ni siquiera miraba a nadie, estaba perdido.

—Vamos por unas cervezas me dijo...Vamos a calmar las penas me dijo—empezó a decir mi amigo taladrándome con la mirada—Y me traes a esta mierda.

Bufó.

Me pase la mano por la cara como por décima vez y esta vez mire a mi alrededor, a final de cuentas terminamos en la cafetería de siempre o más bien en la cafetería en la que no sé porque mierdas empecé a frecuentar más de la cuenta desde que me topé con, Lester.

Lester.

Gruñí.

—Cállate—espete enojado.

De alguna manera recordar lo de esta mañana me pone mal, si rememoro el recuerdo en mi mente aun puedo sentir el leve cosquilleo en mis labios, que horas antes se encontraron con los suyos.

¿En que estaba pensando?

—¡¿Qué me calle?! Si apenas recién he abierto la boca...

Volvió a gruñir.

—...Bien, el enojado debería ser yo—levante la mirada cuando este mi apunto con una cuchara en su mano—me invitas por cervezas y al final me traes a una cafetería ¿Qué carajo?

—También hay cervezas...

—Ya. —miro alrededor frunciendo los labios de repente y negó varias veces—Pero no es lo mismo, al menos aquí no puedo embriagarme.

—¿Por qué querrías embriagarte?

Me miro frunciendo el ceño y puso los ojos en blanco.

—El despechado eres tú, yo solo quería una razón para hacerlo...ahora ¿me vas a contar que sucede?

—No estoy despechado, es solo que...

¿Cómo decirle?

John a veces solía ser tan hijo de puta que lo primero que haría sería reírse de mi o al menos conociéndolo sé que lo haría.

—Que...—me incitó a seguir.

—Recuerdas a la chica de la que te hable, la del diario...

Alcé mi mirada hacia él y lo vi mirándome con una sonrisa mientras movía las cejas de arriba hacia abajo en un bailecito ridículo.

—Así que es eso... ¿Qué sucedió? Te dijo esta vez de frente que quería folla... ¡Auch! ¡qué carajo!

—Hay niños aquí, idiota, al menos modera lo que vas a decir.

Giro los ojos hastiado mientras se sobada el brazo.

—No me digas idiota, idiota...Fuiste tú el que quiso venir aquí en primer lugar...joder, hasta hubiese preferido una cafetería normal, pero esto—negó—parece una guardería.

—Ya, es porque es el día del niño.

—Ah. ¿Y aun así tuviste que trabajar? —preguntó confundido.

—Ni siquiera pienso perder mi tiempo explicándote, escucha—cuando tuve toda su atención y me prepare para decirle lo sucedido en la mañana, algo paso o al menos la cara de él me lo dijo, la campanilla del lugar se dejó escuchar al instante y la sonrisa de mi mejor amigo se ensancho mirando justo detrás de mí, ni siquiera tuve que preguntarle que o quien era lo que veía, porque lo supe, se escucharon tres voces en total y un par de risas al mismo tiempo y entre esas voces se escuchaba la de ella.

La voz de, Melissa Lester






***



Me di cuenta de que la historia llego a las Mil lecturas.

Estoy muy contenta.

¡Gracias!

Por sus votitos, comentarios y todo.

*Corazoncito.

El Diario De Melissa LesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora