Capítulo IV - Cuerda Invisible

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El invierno de enero en Nueva York es tan melancólico, parejas abrazándose para conectar calor, los árboles y las calles repletas de nieve, mi abrigo azul frío por fuera y mi cabello necesita un gorro, si no es por estos guantes que compré en la tienda de Joe, mis manos estarían tan frágiles y se quebrarían como un vaso de porcelana.
Entonces yo iba a leer al Centennial Park, me lo recomendó el Mr. Johnson, y verdaderamente me ha ayudado, además me gusta mucho. Solamente iba allí cada vez que quería un respiro y un descanso del dolor, ya había superado a Thomas, me llevaba mi libro y me agradaba ver los cielos de Nueva York pintados de rosa púrpura, y ahora me pregunto - ¿qué habrá sido de Thomas, de su vida?, ¿será feliz? - son cuestiones que sólo él me podría responder o la vida misma me da la respuesta, si no aparece de nuevo no lo sabré, y si no aparece realmente, la vida pensará que, ¿¡qué me importa!?, seguramente él no se hace esas preguntas.
De todos los lugares que habían en esta ciudad, Centennial Park era mi favorito, solía pensar que en algún momento de mi vida conocí a alguien ahí, o que lo podría conocer. Los momentos reales entre Thomas y yo, fueron muy buenos con amor, cariño sincero, lástima que eso lo fue al principio de nuestra relación.
Hace unas semanas fui a Brooklyn, mi ciudad natal, pero he vivido siempre en Manhattan - ¡es bellísimo! - me dediqué a viajar, en algunas ocasiones iba a Pittsburg - ¡esa ciudad me encanta! - y en mi vida he viajado dos veces a Santa Mónica en California, esas veces salí a algunos bares, fue hermosa esa experiencia seguiré viajando, pero necesito un descanso por ahora.
Fui al teatro la otra noche, en Manhattan es excepcional la vida, y en Broadway el arte es una droga, y para mí, es un recuerdo más de Thomas, me compré un vestido fresco para la temporada de primavera que ya se acerca, lo miré en la Quinta Avenida, ¡es hermoso!.
Tomé un café, y me compré una entrada al Empire State Building, desde ahí Manhattan es un paraíso, aunque también puedes ver al Central Park, y a este edificio desde otra vista, así es, desde el Top of the Rock, donde tus ojos se excitan de tanto ver la belleza de Nueva York, ¡jamás dejaría este lugar!, es claro que me gusta conocer y viajar, pero antes tengo que conocer a mi amante, para volar junto a él.

Llega abril, y es primavera en Nueva York, las flores abren los capullos, mariposas saliendo de sus crisálidas, agua cristalina en las hojas, y una luz solar para calmar el alma.
Muchas parejas vienen al Centennial Park, y cómo no, es una atracción, el demostrar amor aquí es realmente puro, familias y niños que juegan con sus burbujas, el agua del lago con sus cisnes de un lado a otro, los árboles cada vez crecen más; aves de colores cantan en las copas de éstos, las sombras cubren los pastos verdes, y entre ellos bancos, donde pudiera estar yo y alguien más, pero no es así, solo estoy yo y mi libro. Hoy decidí venir en mi bicicleta al Centennial Park, en el canasto de adelante viene el libro que me dió Betty, me puse el vestido que compré en la Quinta Avenida, me hice dos trenzas a los lados para que mi cabello no ande suelto, un maquillaje natural y sencillo en mis labios y ojos, traje un yogurt antes de venir, y el banco frente al lago me espera.
Un tipo de buen parecer se sienta en la misma banca que yo, un poco separados, yo leo, y él con su café viendo hacia el lago, no lo puedo ver a la cara, estoy con vergüenza, pero me dan ganas de estornudar, y esa fue la acción para que él me hablara diciéndome :

_¡Salud! - Dijo con un tono de voz cálido y agradable

_¡Gracias! - Respondí, lo miré fijamente para quedarme en shock por un momento... Y no podía creerlo, en mi mente pensaba - ¿Es quién creo que es?, ¡Otra vez aquí!

_Y él dijo, con otro tono de voz mucho más emocionado después de verme - ¡Hola, Marjorie!, ¿Cómo estás?, ¡Te ves radiante!

_Era él, Thomas Davis, frente a mí, de nuevo, a lo que respondí - ¡Muy bien, gracias!, ¿cómo estás tú, Thomas? - eso dijo mi boca, pero mi corazón decía :
Mr. Cara Perfecta, Mr. Aquí para Quedarse, Mr. Cada vez que me mira y me dijo que jamás se iría, Mr. Casualmente Cruel o Mr. Todo gira alrededor de ti; habla la Miss Miseria, ¡sí, este es mi apodo desde que se fue!, tengo una pregunta, ¿es acaso usted el Mr. Perfectamente Bien?, también me pregunto, ¿cómo está su corazón después de romper el mío?, talvez algún día me extrañe, pero para entonces, usted será el Mr. Demasiado Tarde

Miss Marjorie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora