Miss Marjorie

Capítulo III - Cierre

Betty - Marjorie, ¡contesta por favor!, he venido a tu casa y no te encuentro, necesito saber cómo estás, por favor, llámame, ¡estoy preocupada!.

Sí, aquí estoy en una esquina de la casa, llorando, sintiéndome tan mal y culpable por lo que pasó con Thomas, y es que aún no comprendo, ni me hago la idea, estuvo con Susan, ¡qué bien!, aparte de estar sufriendo por un amor, mis emociones me destruyen, dejando que me atormenten, talvez yo no debí de entregarle mis sueños a alguien que solo se aprovecharía de eso. Thomas me hizo sentir que él era todo para mí, y yo fui tan inocente que, verdaderamente así lo creí.
Duermo demasiado, comer sólo cuando realmente siento mucho apetito, no me arreglo, pasar en pijama se convirtió en una rutina, y llorar cuando veo las fotos, es una anestesia que no adormece.
Está bien, guardo las fotos de aquel amor pasajero, porque al verlas me hace sentir que una vez yo fui feliz, que al principio fui amada, y como algunas cosas al final, deben ser desechadas; lo más doloroso para una mujer es cerrar sus ojos en las noches, llorar en silencio, y volver a recordar los momentos por los cuales uno se sentía muy bien estando con esa persona, es algo que algunos hombres no entienden.
Pasar encerrada, talvez esta es mi cárcel, seguramente este es mi castigo por entregar demasiado, mi corazón queda hueco, bombea desilusión, y no sé por qué dejé que algo que no valía la pena me arrebatara las fantasías, yo sé por qué, porque lo que sentía por Thomas Davis era fuerte y real, eso no es justo por su parte; lo único que pienso es que son momentos de valentía, por ver algo que te destruirá instantáneamente y, también son momentos de odio, un odio directo a esa persona que te lo hace, pero es un amor hipócrita el que se siente al mismo tiempo por él, el corazón se encuentra confundido y no sabe que emoción poner a trabajar, talvez porque el corazón solo quiere ver amor, pero el cerebro trabaja con la razón, y lo que quiere ver, es un amor real, y lo que ese corazón necesita es entender que para amar con verdad, debe ser recíproco y además, tolerar, no es una recomendación en una relación, no es una opción.

Llama Betty de nuevo al teléfono, y esta vez contesté :

_¡Hola!

_¡Marjorie, soy Betty!

_Hola Betty - Respondí y mi voz se escuchaba apagada

_Marjorie, ¿Pasa algo contigo?, noto tu voz muy triste, ¿Estás bien?, ¿Por qué no me has contestado antes?

_Un silencio incómodo de ocho segundos antes de contestarle - ¡Betty, yo, no Betty, no estoy bien, te necesito! - empecé a llorar -, necesito que hables conmigo, abrazarte, llorar a tu lado, me siento muy mal, y ya no soporto, ¿Podrías venir a casa conmigo?

_¡Claro Marjorie, para eso soy tu amiga!, ahí estaré, yo estaré contigo, no te preocupes.

Por qué es difícil respirar cuando te han destrozado el corazón, por qué la persona a la que tú le entregaste tanto amor, te lo devuelve tan amargo, y duele hasta el alma. Y a consecuencia de eso, te sientes como si tu vida no valiera nada, porque antes era como tener el poder de tocar el cielo, un corazón puro lleno de amor jamás debió de haber sido testigo de aquel trágico momento, que al final marcó un alma ilusionada.
Llegó Betty, y mi casa es un desastre, en el sillón una sábana, el radio encendido, el gato negro de la vecina Lily se pasea por la sala, y en la recamara estoy yo, una ventana abierta para que siquiera fluya el aire y entre un poco de luz - ¿luz?, ¡qué irónico! - creí que eso era yo cuando estaba bien con él, el error fue él, él odiaba la luz.

Preocupada llegó Betty a la habitación diciendo :

_¡Oh por Dios Marjorie!, ¡Vamos querida levántate!

_¡Hola Bet!, soy un asco ¿Verdad?

_¡Ya basta de decir locuras!, ven, traje algo de comer