Capítulo XIV - Los Lagos

4 0 0
                                    

Llévame al lugar de ensueño que ambos amamos, ¿recuerdas?, Windermere, el lago de paz y calidez, Europa espera ser conquistada por nosotros, pongamos nuestros pies descalzos en Inglaterra, decidimos que ahí sería nuestro viaje de luna de miel, entonces que se escapen los amantes hacia el otro continente, jamás será lejos ir, si te vas conmigo.
Enero de 1982 - Después de casados, decidimos irnos de viaje, a tener nuestra propia noche, estamos de acuerdo con ir al Lago Windermere en Inglaterra, compramos los boletos de avión, te llevo a ti y tú a mí, nada más nos falta, hizo una reservación en un hotel, llevo la cámara, y una maleta con sueños por cumplir.
En casa suena esa canción llena de melancolía de Chicago, "Hard to say i'm sorry", es hora de empacar, mañana sale el vuelo temprano, nos perderemos de Nueva York una semana, Michael llega en el auto, entra a casa diciendo :

_¡Marjorie, aquí tengo nuestros boletos!

_¡Estoy emocionada por ir a Europa amor! - Abrazándolo y con un beso le dije

_¡Yo también!, ¡será espectacular!, tendremos otro lugar, ¿Oh, llevas la cámara?

_¡Claro!, no nos puede faltar

_Ethan nos llevará en el auto al aeropuerto, ¿llevaremos la casa de campaña?

_Sí, hay que empacarla, talvez acampemos una noche bajo las estrellas y junto al lago, y nosotros bailando

_¡Suena maravilloso, ya lo imagino!

_Bueno, todo está empacado, no hace falta nada

_¿Estás preparada para llenarnos de fantasía?

_Nunca lo estaremos, siempre es un placer hacerlo por primera vez, pero será una hermosa experiencia, y más si es contigo, ¡te amo!.

Hoy, veremos como nos embarcamos en un viaje mágico, querer volar con él era volar con ángeles, me veía como un resplandor de aurora, un día tendremos que volver aquí, te lo prometo en mi alma y en mi corazón.
Llegamos al fin, Londres es más hermoso estando aquí, tomar fotografías de la ciudad, y claramente correr junto a él por las calles, reír hasta cansarnos y lanzarnos a la nieve en el suelo, llegamos al hotel al mediodía, un enorme lugar que no habría imaginado nunca, salimos huyendo del lugar a dejar nuestra presencia en este espléndido sitio, comimos, bailamos, reímos y nuevamente soñamos.
Entramos al hotel, ya era de noche, la nieve había bañado parte de Londres y el frío abrazaba la ciudad, fuimos a cenar, Michael dijo que Inglaterra era como Nueva York, pero con otra forma de visualizar.

Nerviosa y emocionada, era nuestra noche, nuestra luna de miel, trato de que sea lo más perfecta posible, quiero recordarla como un momento más glorioso que otros, no fue en vano haberte dicho "te amo, hasta la luna y saturno"; al entrar al cuarto, no había luz más que la de las velas por doquier, había algo de vino en la mesa, entramos silenciosos como la llegada de la primavera, la cama con sábanas blancas que daban un aspecto celestial, la fragancia de los jacintos y de los narcisos fluía por toda la habitación, era más romántico que un sueño de princesa.
Los besos sabían a fresas, la pasión se mezcló con la temperatura de Londres, el vino era aún más exquisito estando en copas de seducción, así como las azucenas en las almohadas, ni la ropa, ni el maquillaje pudo durar en el instante, éramos sólo él y yo, de hoy a mañana, sus caricias eran toques de ángel, sus besos me robaban el aliento, su mirada hechizó mi cuerpo, estamos volando amor, si las estrellas vieran y las auroras conocieran, no habría secreto de esto.

_Marjorie, nunca te había dicho pero, siempre esperé con ansias este momento, solo lo imaginaba, lo soñaba esperando a que se cumpliera, ¿quién creería que lo vivimos en Europa? - Dijo a la mañana siguiente, acostado viendo el techo, y entrelazados por un abrazo

Miss Marjorie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora