Miss Marjorie

Capítulo XVIII - Marjorie

2018 - Soy Juliette Miller, hija de Marjorie Anderson y Michael Miller, tengo 35 años, papá murió cuando tenía 2 años, y mamá, ella sólo se fue.
Dejó un gran vacío en mi alma, su partida me deja conmocionada, cada día sin ella es un laberinto, cada pregunta siempre lleva un "por qué".
Me deja notas en las que me veo obligada a buscar las respuestas, me deja un mundo de anhelos que talvez no cumplió, me deja su presencia y la de mi padre también.
Cuando viajé a Lago Windermere, llegué con la ilusión de encontrarla viva, esperándome, pero mi tiempo fue demasiado corto, y sólo dejó su anillo de boda cerca del lago.
Entonces el clima se tornó gris y frío, sentada en una roca hablé con ellos tres : mamá, papá y el lago, supe que ellos formaban uno solo.

Talvez si tú, madre, te hubieras quedado me habrías contado todo, tu vida, tus sueños, tú.
Mi padre decidió llevarte ¿no?, ¿en dónde están?, este lago no habla, no hace nada más que mover el agua, en Manhattan se pregunta por ti.
Y caminé por las orillas del lago, siempre melancólica, y recordé la señal en el árbol, sus iniciales, busqué entre tantos hasta que lo encontré, y pensé que ahí era su lugar mágico, simplemente encontraron su refugio.
Volví a Nueva York, me despedí de ti, pero me dejas un rompecabezas en casa, llamé a Madeline, mi mejor amiga, me ayudará con todo, y trato de entender tu historia.

Madeline llegó a casa, el clima está muy bueno para resolver, y entra saludando :

_¡Hola Juliette!, ¿cómo estás?

_Bien, si podría decirse

_Lamento lo de tu mamá

_No te preocupes, fue sólo la decisión de ella, pero te llamé porque quiero que me ayudes con algo

_Está bien, ¿de qué se trata?

_Mi mamá antes de morir, me dejó cartas en dónde me explica ciertas cosas, si me nacen preguntas, se supone que sus pertenencias me darán la respuesta, en una de sus cartas dice que debo desenterrar un baúl que está junto al sauce del jardín trasero, me ayudarás ¿verdad?

_Claro que sí

_Talvez ahí encuentre a mis padres reflejándose en recuerdos.

El baúl estaba pesado, maltratado por las condiciones físicas, y con muchas cosas que con sólo verlas, se podía ver una extensa historia de amor.
Fue idílico el momento en que vi todo, entre ellos, diarios, páginas con algunas canciones, un violín y una armónica, unos lentes redondos, una bufanda y un viejo cárdigan, joyas y una caja repleta de cartas.
Madeline observó las cosas con sentimiento melancólico, y una página encima de esos objetos, decía que revisáramos el armario de la habitación de mamá, así que nos llevamos todo a la casa, y buscamos.
Dentro del armario, estaba otra parte de la historia, una guitarra de mamá, tenía su nombre escrito en ella, unos videos cassettes, y también los álbumes de la familia; expresivamente digo que me da miedo ver todo esto, me vuelven a mí las emociones de tristeza, la impotencia, pero, si mi madre quería que lo hiciera, es porque ella sabía que podía con esto.

_Entonces Juliette, ¿empezamos a leer?

_Sí, ya es hora

_¡No tengas miedo, yo estoy aquí para lo que sea!

_¡Gracias Madeline!.

Cada diario era una historia de mamá, desde el otoño de 1958, la época en que nació, decía que Nueva York era una ciudad muy soñada, le gustaba cantar, componer canciones, era hermosa.

Me conmovió la amistad entre Betty y ella, la pelirroja y tímida amiga, desde 1975 habla de su adolescencia, comenta cómo era Betty con ella, su sincera compañía, y de cómo amaba esa canción que ahora es un clásico de The Kingston Trio.
Se reían de la chismosa del salón, la que espiaba a los demás como presas y que parecía una psicópata del chisme, su nombre era Inés.
Lo más triste de ese tiempo, fue su pelea juvenil, por poco y creí que iba a ser algo permanente, pero sus honestas promesas de mejores amigas las unieron más que nunca, y la mejor prueba de eso, es uno de los álbumes de mamá, lo extraño es que sólo hay fotos de su adolescencia, en este álbum no hay fotos de mamá y Betty de los últimos años.