Noche 30

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Carta a la perfección geométrica:

Tres veces, tres puntos, mil razones.

Sombra dices ser y eso eres, para el viajero de paso que no mira más allá del polvo de su nariz, para el ciego que no ve más que penumbra aun disfrutando de sus cinco sentidos, dolor y pena para el superficial, deseo imposible para el sediento y lujurioso turista de los morbos. Eres sombra para ellos, sí, pero no para mí.

La noche se presenta y me siento vivo bajo su manto, llego a ti con años de no ver la luz y aquí te encuentro: las flores bajo el tronco muerto, el oasis de musgo esmeralda que rodea al pequeño manantial dentro de la cueva, de esos mágicos a los que ilumina un rayo de Luna intruso entre las grietas y se corona con un anillo de setas donde las hadas danzan, el libro oculto en la biblioteca olvidada, ese que, con linterna en mano encuentras polvoriento y conservas como reliquia divina, más de lo que aparenta. Me alegra ser el descubridor de tus colores porque, lo esencial es invisible a los ojos y sólo te encuentra quien toca con la mente y mira con el corazón.

Que el 3 sea la cifra de la perfección y la figura divina de la eterna estabilidad, no la causa de la caída de un futuro brillante por unos momentos de dolor, limpia el polvo y álzate como sé que sabes hacer, tres veces tres cabezas de una hidra que lucha hasta salir triunfante hacia el futuro.

Para alguien que se dice menos cuando "más" no es suficiente para englobar toda su grandeza.

El Hombre de las EstacionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora