Lord Séptimo (Priest)

Capítulo 6 - El joven chamán de Nanjiang

Capítulo 6 - El joven chamán de Nanjiang

Cuando el carruaje entró por las puertas de la capital, Wu Xi no pudo evitar levantar la cortina en secreto.

Todo el viaje desde Nanjiang hasta las Llanuras Centrales duró varios meses y solo entonces descubrió que este lugar legendario había resultado ser una zona tan grande, con tanta gente.

Todas murallas de la ciudad estaban unidas entre sí, había un tráfico interminable de carruajes, y la calle parecía tan larga que tomaría toda una vida terminar de caminar.

Los densos bosques de Nanjiang que estaban llenos de niebla oscura durante todo el año y las fortalezas sostenidas por enormes montañas parecían en mal estado e insignificantes frente a este largo e ininterrumpido tramo de ríos y montañas que continuaba por miles de millas. Entonces, ¿por qué era un lugar que atraía a las tropas de la gente de las Llanuras Centrales para que insistieran en atacar a su tribu?

Wu Xi le había preguntado al gran chamán, quien era la persona más poderosa y sabia de la tribu y cuyas palabras representaban la voluntad del dios Jia Xi. Wu Xi también sería un gran chamán en el futuro, pero todavía era un niño y había muchas cosas que no entendía.

-Esta es una prueba del dios Jia Xi -le dijo el gran chamán-. El dios Jia Xi es omnipresente, observa todo lo que todos han hecho, y si la causa está enterrada hoy, el resultado se cosechará en el futuro. Solo que la vida de un mortal es demasiado corta, como un pequeño insecto que aparece en el suelo y luego muere rápidamente, sin saberlo, sin comprender la voluntad del dios. Cuando seas mayor y hayas visto a muchas personas, y cuando sepas muchas cosas, poco a poco empezarás a comprender.

Mientras el gran chamán decía esto, las arrugas en la esquina de sus ojos se levantaron. La mirada en sus ojos se volvió serena al contemplar las neblinosas montañas en la distancia, negras y lacadas, como un charco de agua estancada que no se movía.

Wu Xi lo miró a los ojos y de repente se sintió particularmente triste. El gran chamán le dio unas palmaditas en la cabeza.

-Ya tienes diez años y estás empezando a tener tus propios pensamientos y opiniones. Hay muchas cosas que, si te las enseño, es posible que no las recuerdes con certeza. Es hora de que salgas y las veas por ti mismo.

Wu Xi extendió la mano y le agarró firmemente la larga túnica, con los labios fruncidos fuertemente sin decir palabra. El gran chamán suspiró.

-Las Llanuras Centrales son como una trampa, con cosas vivas y ricas que ni siquiera puedes imaginar, las personas más hermosas y las cosas más exquisitas. Puedes empezar a pensar que en comparación con las Llanuras Centrales, Nanjiang es un lugar roto y aislado por las montañas. No querrás abandonar dichas planicies y olvidarás quién eres.

-No lo haré -Wuxi lo miró y levantó solemnemente una pequeña mano-. Juro por Jia Xi que definitivamente regresaré y jamás en mi vida olvidaré a la gente de mi tribu. ¡Traeré a mi gente para que se defienda, recordaré quién nos intimidó y no le daré a esa gente una muerte pacífica!

El gran chamán sonrió. No parecía un mensajero celestial o un líder que hacía lo que se proponía, sino exactamente como el de un anciano común y corriente. Mostraba algo de amabilidad y cansancio mientras miraba al niño que crecía día a día con una esperanza inefable. Sin embargo, como esa esperanza era demasiado diligente y alta, poco a poco apareció cierta preocupación.

-Recuerda las palabras que dijiste hoy, recuerda tu tierra natal, y sin importar lo lejos que vayas, recuerda que tu tribu te estará esperando.

Las Llanuras Centrales eran deslumbrantes e hicieron que Wu Xi sintiera curiosidad. Al caminar por un lugar, era casi como si quisiera dar a luz un nuevo par de ojos para mirar más de cerca todo, pero su curiosidad se mezclaba con miedo y todos los días antes de dormir recitaba en silencio las palabras que el gran chamán le había dicho antes de su partida.
Había tantos lugares, pero de todos ellos, ninguno era tan próspero como la capital, hasta el punto de que sentía que no era real.