Capítulo 24 - Barajando las cartas una vez más

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Capítulo 24 - Barajando las cartas una vez más

Desde el momento en que Jing Qi abandonó la residencia del Primer Príncipe y se subió a su propio carruaje, la expresión de pura indignación perteneciente de un joven muy crédulo e inexperto permaneció completamente intacta en su rostro. Como si hubiera estado fingiendo durante demasiado tiempo y necesitara descansar un poco, esa cara tuvo una expresión algo adormecida todo el viaje que pasó sentado en silencio mientras reflexionaba.

Cuando llegó a su residencia, Ping An −que había estado reprimiendo todas las palabras que querían escapar de su boca en el camino− se acercó inmediatamente y usó sus ojos puros e inocentes para acusar a Jing Qi de comportarse una vez más como un derrochador.

Al principio, Jing Qi fingió no verlo; sin embargo, no esperaba que este muchacho tuviera un suministro tan extraordinario de fuerza de voluntad para perseguirlo de esa manera. Sin decir una palabra, Ping An simplemente siguió a Jing Qi por detrás y emparejó sus propios pasos con los del otro, mientras lo miraba con unos ojos que podrían causar dolor de estómago a los demás. 

Al final, Jing Qi no pudo seguir ignorándolo y suspiró. 

—Ping An...

Ping An levantó la cabeza, agraviado.

Jing Qi respiró hondo. Después de varios intentos de formular todas las cosas que quería decir en su mente, aun así terminó tragándoselas y solo pudo frotarse el entrecejo.

—¿Qué? ¿crees que gasté mucho dinero hoy?

—Ni siquiera un poco —dijo con los dientes apretados—. Cien mil copos de nieve de plata van y vienen entre los caballeros. Que usted gastara solo cinco mil taeles es ser tacaño.

La implicación era que a pesar de que esa cantidad no era pequeña, aun así, no se consideraba una suma enorme. Si era para una relación común y corriente, entonces era mucho. Si era para confiarle un trabajo a alguien o tentarlo o comprar una vida, etc., entonces era poco.

Desde el punto de vista de Ping An, derrochar dinero en estos asuntos insondables, desde redimir la libertar de una chica al azar hasta lidiar con este señorito Cai que saltó de la nada, fue absolutamente en vano; al final, esta cantidad se usó únicamente para financiar nada más que el entretenimiento de su propio amo.

No terminaba de entender el significado práctico de este tipo de conducta de dar ochocientas vueltas solo para visitar a alguien y darle dinero; lo único de lo que estaba casi seguro era que este joven amo estaba destrozando la fortuna de la familia simplemente por el simple hecho de hacerlo.

Jing Qi volvió a suspirar. 

—Como ya le di tanto dinero, lo que necesito de él es naturalmente algo de importancia. Sin embargo, cuando fui a buscarlo por esa insignificante razón, si el regalo hubiera sido demasiado grande en valor, Helian Zhao, que ya es demasiado cauteloso, estaría en guardia aún más. No es designio mío, es simplemente que más no se puede dar. Desde luego, ni hablar de que sea menos, puesto que yo, tu amo, a los ojos de todas las damas y caballeros de la capital, hoy en día es precisamente un alborotador caprichoso y derrochador de dinero. ¿No despertaría sospechas en él enviar una cantidad menor?

Ping An deseaba que pudiera llorar hasta el amanecer...de uno a otro, estos dos jóvenes seguían usando cualquier excusa, llamándola esconder la luz debajo del celemín o algo así. ¿Uno estaba tratando de mantener un perfil bajo al tener una cita con una artista, y este de aquí derrochando dinero también era para ocultar su brillo y esperar su momento?

Ping An era consciente de su propia locura; sin embargo, sintió que con este grupo de cinco o seis jóvenes maestros inexpresivos y de aspecto digno, en sus labios siempre existió la frase "Realmente no tenía otra opción", pero, de hecho, se trataba de encontrar placer para ellos mismos...

Lord Séptimo (Priest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora