Capítulo 7 - Una escena animada

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Capítulo 7 - Una escena animada

Las manos de Wu Xi en sus mangas se apretaron en puños, sus uñas se clavaron en sus palmas. El hombre encumbrado y remoto se tomó la barbilla con una mano y sonrió, haciéndolo sentir una incomodidad indescriptible. Pensó que la forma en que lo miraba se parecía a la de esos nobles cuando miran gatitos y cachorros por entretenimiento.

El alto techo del salón principal parecía un cielo pequeño y los dragones en sus pilares principales eran vividos, subiendo en espirales para surcar directamente los cielos. Todos los ojos se posaron en él.

Wu Xi pensó que siempre había estado tranquilo y que había aprendido mucho del gran chamán y sabía lo que estaba bien y lo que estaba mal, pero nunca había sido incapaz de controlarse a sí mismo como estaba ahora.

En Nanjiang, los grandes chamanes ran como sus dioses, y la gente los respetaba profundamente del mismo modo que respetaban al gran dios Jia Xi.
Los jóvenes chamanes eran los grandes chamanes del futuro, y se decía que eran pequeños mensajeros del cielo. Elegidos entre miles de opciones, abandonaban su hogar para ser criados desde la infancia al lado del gran chamán y aprender todo tipo de cosas. A los ojos de los miembros de la tribu, no era menos digno de respeto y veneración solo porque era un niño.

Fue como si un torrente de sangre atravesara de repente su corazón, deseando violentamente atravesar su cuerpo y abalanzarse sobre todas las personas que le faltaron el respeto.

Wu Xi volvió la cabeza y vio las expresiones de Ashinlae y los demás: su gente valiente y sus guerreros estaban allí, deshonrados. Sus rostros mostraban un enfado que no podían expresar con indignación, estos hombres que ni siquiera se retiraron al enfrentarse a bestias salvajes y serpientes venenosas, en ese momento, tuvieron que levantar la cabeza para mirar a esas personas encumbradas y arrogantes.

Al igual que un montón de bichitos siendo pisoteados por un montón de gente.

Wu Xi respiró hondo y habló lentamente en el idioma oficial desconocido:

–Las cosas de las que habló el Emperador probablemente provienen de la hechicería de las Llanuras Centrales. No tenemos tales cosas en Nanjiang.

–¿Oh? ¿Qué practicas, entonces?

Wu Xi le dio una mirada fija. No es necesario mencionar a Helian Pei, a quien su mirada estaba dirigida, sino que ni siquiera Jing Qi, que estaba de pie a un costado, pudo evitar sentir que los ojos del niño eran muy extraños, con una energía demoníaca inusual.

Wu Xi se puso de pie.

–¿El Emperador me permitiría mostrarlo?

Helian Pei asintió rápidamente.

–Adelante. ¿Necesitas algún material complementario?

Wu Xi no habló, sus ojos expuestos se curvaron ligeramente por un momento, como si estuviera sonriendo, pero Jing Qi no pudo evitar fruncir el ceño. Cuando Wu Xi se dio la vuelta, se encontró con la mirada de Jing Qi con el ceño fruncido.
Solo entonces notó que de pie junto al emperador de los Llanos Centrales, con el cuerpo ligeramente inclinado, había un niño no muy llamativo. Pero Wu Xi solo lo miró levemente, se dio la vuelta y caminó unos pasos para pararse firmemente al lado de ese ministro de Ritos, Jian Sizong.

Levantó la cabeza, curvando sus dos ojos grandes y negros y llevándose una mano al pecho a modo de saludo. Jian Sizong desconocía las intenciones detrás de la acción, simplemente frunció el ceño en tanto lo escudriñaba de arriba a abajo.

De repente, Jian Sizong sintió que algo andaba mal, ya que parecía haber algo cegando sus ojos, haciendo que su visión no fuera clara. Rápidamente dio dos pasos hacia atrás, un zumbido llenó sus oídos, haciéndolo mirar a su alrededor sin comprender, incapaz de reconocer a las personas que lo rodeaban. Jian Sizong sabía en su corazón que había caído en la hechicería del niño pequeño, se asustó y se enfureció al mismo tiempo, señalando con enojo a Wu Xi:

Lord Séptimo (Priest)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora