Capítulo 20

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-Granger, tengo malas noticias -anuncio Draco aquella mañana.

Se habían levantado hace un rato, y en aquel momento estaban desayunando en la cocina de la Mansión Malfoy. Hermione, la cual se hallaba muy entretenida masticando una galletita, alzo la mirada.
-En realidad, son malas para ti... pero buenas para mí -se corrigió el Slytherin, sonriendo descaradamente.
Hermione le hizo un gesto para que continuara.
-Como ya sabes, esta noche es la fiesta de Pansy... y no pienso ir oliendo como un cerdo, o como un Weasley, que es lo mismo -explico-. Por lo tanto, tendremos que bañarnos juntos.

Hermione se atraganto con la galletita.

-Olvídalo, Malfoy -dijo inmediatamente

-Granger, ¿tienes idea de lo importante que será esta fiesta? ¡Tengo que mantener mi reputación? ¡No puedo ir sucio! -exclamo Draco, enfadado.

Hermione lo considero por un instante. Llevaban más de dos días sin bañarse, y ella era una de las tantas personas que no podía soportar estar sucia. Además, era cierto, no podían asistir a una fiesta oliendo tan mal, ahuyentarían a todos los invitados. Pero, por otro lado, Malfoy era un pervertido, ¿Quién sabe qué clase de cosas podría hacerle mientras se bañan?

-De acuerdo, pero tengo tres condiciones -accedió Hermione-. La primera, nos bañaremos en ropa interior.

Draco bufo, pero no hizo ninguna queja.

-La segunda, nos cubriremos los ojos con un pañuelo o algo por el estilo -continuo la castaña.

El rubio se cruzo de brazos, molesto, pero continúo callado.
-Y la tercera, no quiero que me toques bajo ningún motivo. ¿Entendido, Malfoy?

-¿Qué clase de pervertido crees que soy? -pregunto Draco, indignado.

-Es solo por precaución -respondió la castaña.
-Granger, eres la persona más aburrida que conocí en toda mi vida.

Hermione rodo los ojos, aunque en el fondo se sintió ofendida.

Terminaron de desayunar en silencio, y luego se dirigieron al baño de la habitación de Draco. Hermione sentía miedo, nervios, y emoción, todo al mismo tiempo. Draco, en cambio, parecia estar muy tranquilo, e sonreía con picardía.
-¿Nerviosa, Granger?

-En absoluto -respondió ella, orgullosa.

Ambos se colocaron unos pañuelos negros, que habían encontrado en el trayecto. Hermione se lo coloco a Draco, para asegurarse de que quedara bien ajustado y el rubio no pudiese espiar.
-Esto está muy apretado, Granger, ¿no puedes aflojarlo un poco? -se quejo.

-No voy a arriesgarme a que me veas semidesnuda, Malfoy -respondió.

-¿No te parece que estas exagerando?

Hermione no respondió.

Ambos se desvistieron rápidamente, quedando completamente desnudos a excepción de la ropa interior. Entraron en la enorme bañera con lentitud, para no caerse, y Draco tanteo la pared buscando la llave del agua. Finalmente logro encender la caliente y comenzaron a bañarse.
-¿Quieres que te ayude a enjabonarte, Granger? -ofreció Draco, muy amablemente.
-No seas imbécil, Malfoy -respondió Hermione.

Su corazón latía a un ritmo sobrenatural, nunca había estado en una situación así. Y claro, el hecho de que Draco este semidesnudo a pocos centímetros de ella no la ayudaba a tranquilizarse.

-¿Dónde está el jabón, Malfoy? -pregunto la castaña.
-Lo tengo yo, Granger -respondió.
-¿Podrías dármelo?
Hermione no podía verlo, pero estaba segura de que sonreía.
-Si, podría... pero no quiero -respondió el rubio.

-Malfoy, dame el maldito jabón en este instante -dijo Hermione, tratando de sonar amenazante, sin éxito.

-Oblígame.
Hermione estaba empleando todo su autocontrol para no besarlo golpearlo. Odiaba cuando Malfoy se comportaba tan infantil.
-No es gracioso, hurón, quiero que me des el jabón ahora -insistió.

-Te lo doy si me das un beso -negocio Draco. Hermione tenso todos los músculos de su cuerpo.

-No voy a besarte.
-Pues entonces olvídate de tu querido jabón.

Una ira asesina recorrió todo el cuerpo de la castaña.

-Malfoy, vas a darme el jabón por las buenas o por las malas -amenazo.
Draco lanzo una carcajada.

-¿Por las malas? ¿Qué vas a hacer, salpicarme con el agua? No seas ridícula, Granger.

-Estoy hablando muy enserio, Malfoy.
-Si quieres el jabón, ven a buscarlo.
Hermione no lo soporto mas, y se quito aquel maldito pañuelo de la cabeza. Después de todo, el
único pervertido allí era Malfoy, ¿para que se había cubierto los ojos ella también?
Lo primero que vio cuando abrió los ojos, fue la espalda de Draco extenderse frente a ella, ancha, libre de imperfecciones. Reprimió el impulso de acariciarla, aquella espalda en forma de V era irresistible. Sin poder evitarlo, sus ojos bajaron un poco más, hasta llegar a una zona bastante privada de la anatomía de Draco. Llevaba el bóxer puesto, pero al estar totalmente mojado, se marcaba todo. Hermione trago saliva.
Tiene un culo perfecto, pensó.
Trato de arrancar de su mente todo tipo de pensamientos impuros, y busco con la mirada el jabón. Lo tenía Draco en su mano derecha.
-¿Por qué estas tan callada, Granger? ¿Estás ideando un malévolo plan para arrebatarme el jabón sin que pueda impedírtelo? -trato de adivinar.
-Exacto -Hermione le arrebato el jabón de la mano con rapidez, y sonrió victoriosa.
-¿Qué diablos? ¿Cómo hiciste eso? -pregunto Draco, molesto-. ¿Acaso tienes un tercer ojo en la frente, Granger?
-Puede que si... puede que no... -respondió Hermione, divertida. Aquella era la primera vez que ella tenía el control de la situación.

-Tramposa.

Draco se quito el pañuelo con un rápido movimiento y volteo a verla a ella sonriendo. Era la clase de sonrisa de galán que haría que cualquier chica se desmayara.
-¡Malfoy, cúbrete los ojos! -ordeno Hermione, escandalizada, tratando de cubrir con sus manos la mayor parte posible de su cuerpo semidesnudo.
-No vas a ser la única que disfrute del espectáculo, Granger... -dijo Draco, acercándose lentamente hacia ella.
Hermione estaba más nerviosa e incómoda que nunca.
-Cúbrete los ojos. Hablo enserio. Hazlo ahora -dijo, roja de vergüenza y de furia.
-Apuesto a que Weasley nunca te ha visto en ropa interior -dijo Draco, mirándola de arriba abajo.
-Claro que no, Ron no es un pervertido como tú. El es un caballero -respondió Hermione, en defensa de su novio.
Ahora que lo pensaba, Ron apenas le había dado un beso, mientras que Draco la había visto desnuda, semidesnuda, la había tocado, besado, y habían dormido juntos más de una vez.
-Es un fracasado, que es diferente. Jamás podrá verte de la manera en la que te estoy viendo yo en este instante -dijo Draco, sin dejar de mirar a Hermione.

Nunca nadie la había mirado así.

-¿Cómo estas tan seguro? -la mirada de Hermione era retadora.

Draco alzo la vista y la miro a los ojos con intensidad.

-Porque tú eres mía, Granger. Ya es hora de que vayas aceptándolo.

Serás mía, GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora