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Unas calles y pudo subir al tren, su corazón latía con fuerza, sus manos sudaban, se miro por el reflejo del vidrio quería estar presentable, lo más que se pudiera, luego tomó su teléfono y busco algunos parque en Tokyo, quería que ella lo disfrutara, ya elegido el sitio logro calmar un poco sus nervio, envío un mensaje a Hiyori avisándole que ya estaba llegando a la dirección de t/n y a que parque irían.

Unos 15 minutos después el tren llego a la estación y este bajo corriendo, aún quedaban unas calles por recorrer. Para su sorpresa llegó con 2 minutos a favor.

Suspiro cansado de su pequeña mataron hasta el motel en donde se quedaba aquella bella chica. Se vio una vez más en el reflejo de su celular y luego le envío un mensaje anunciando su llegada.

La vio salir unas puertas más allá de dónde el estaba, se acercó a paso lento, intentando controlar lo nervios que reaparecieron- Hola.

-hola!- se acercó hasta el, vestía un hermoso vestido blanco con pequeñas flores rosas pastel, una parte de su cabello estaba atado con un moño rosa pastel, y su característico aroma a vainilla que hacía Ikuya fantasear.- vamos?

-vamos..-ofrecio su brazo y caminarln de vuelta hasta la estación de tren- no te molesta que viajemos en tren verdad?

-claro que no, viajo en el todo el tiempo, es más rápido que estar atascada en el tráfico, no?- río levemente a lo que el asintió. Ella iba sentada y él parado frente a ella.

Luego de un rato llegaron a destino, Ikuya agradecia internamente con que el tren los dejara a menos de una calle del parque, no quería que ella se sintiera incómoda por caminar tanto, aunque viéndola se dio cuenta que ella eso no le importaría.

Al llegar sonrió alegre al ver la expresión de asombro que tuvo por los cerezos- wooow...es hermoso! Nunca había visto tantos cerezos juntos

-jamás?

-no, siempre he visto uno u dos, pero no un millón- río ante la exageración del número, miro a un lado y vio a una pareja mayor a ellos, el chico le estaba entregando flores a ella.

Maldición, olvidé comprarle flores..

Miro a todos lados buscando algún vendedor ambulante, como si sus plegarias fueran escuchadas más adelante había un hombre con un carrito vendiendo ramos de flores de todo tipo

Bingo...

-ven recorramos el parque- extendió su brazo y está lo tomo, caminaron durante 1 hora admirando el paisaje y hablando de sus historia de vida, gustos, dandose cuenta de que tenía mucho en común. Llegaron hasta un pequeño puente que pasaba sobre un lago y estaba rodeados de hermosos árboles y cerezos.

-Esperame aquí si? - ella asintió confundida, mientras los veía alejarse corriendo de vuelta por dónde habían llegado.

Corrió lo más rápido que pudo, internamente rogaba que aquel señor siguiera con su carrito. Para su suerte el vendedor seguía allí

-Disculpe- agitado Se apoyó en sus rodillas recuperando aire, definitivamente ya había entrenado el día de hoy

-oh! Hola jovencito, vienes a buscar unas flores para tu novia? - este asintió, aunque supiera que no eran novios- cómo va vestida?

-Eh?
-
-si, así sabré que flores darte..

-pues, tiene un vestido blanco con pequeñas flores rosas pastel, un moño rosa y una zapatillas blancas, si bolso es rosa pastel también. 

El hombre asintió y busco unas rosas blancas y rosadas, combinadolas, las poso dentro de un papel decorado blanco y negro- ten.

-muchas gracias, cuánto sería?

-¥330, por favor.- este le entregó el dinero y volvió corriendo hasta ella. La encontró en el mismo lugar, mirando el paisaje con ojos alegres, mirando a los patos nadar en el agua. Se veía tan hermosa, tan pura ante sus ojos, quería grabar aquella imagen en su mente por el resto de su vida. En silencio de sentó a su lado y extendió el ramo

-ten, un rosa para otra. - ella lo miro sorprendida, tomo el gran ramo y las olió.

-son hermosas- sonrió- muchas gracias de verdad.

-de nada, las mereces.

-de verdad gracias- miro hacia el frente con la mirada perdida- ayer después de que te fuiste tuve mí día lamentablemente no termino como hubiera querido, sabes? Y para serte sincera hasta antes de que me hablaras, estaba bastante triste.- volteó a verlo- me alegraste el día Ikuya, gracias. - se acercó y beso su mejilla en agradecimiento.

El corazón del chico latía a mil, se sentía el hombre más feliz del mundo, no solo por el beso en la mejilla, sino también por lo que oyó antes, el había sido la causa de que sus ojos brillarán con alegría el día de hoy.

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-Ahhh! Lo beso!!! lo beso!!- chillaron Kisumi y Asahi

-shhhh! Callense que nos verán!- Hiyori los calló.

Allí detrás de unos árboles estaban 3 chicos mirando la escena emocionados, los otros dos se habían ido poco tiempo después de que Ikuya dejara el café.

Haruka después de ver aquella conversación estaba dispuesto a recuperar a SU t/n

El secreto de Haruka [Reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora